Cómo protegerse de las ideas irracionales que nos hacen vulnerables a la ansiedad y la depresión

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Las ideas irracionales son creencias que tenemos las personas, y que nos hacen vulnerables a la depresión y a la ansiedad. En muchos casos, estas creencias son la raíz del problema, por lo que algunas de las técnicas clínicas en los casos de ansiedad y depresión se basan en atacar estas creencias.

Quiero compartir con todos vosotros estas creencias, qué tienen de perjudicial, y cómo empezar a eliminarlas de nuestro sistema para protegernos contra ellas. Cuando leas la lista, es posible que te des cuenta de que cumples muchas de ellas. No eres la única persona que marca tantas. Mucha gente que conozco que cumple 7 de 11. No es raro cumplirlas todas. Pero cuantas más cumplas, más vulnerable eres ante la depresión y la ansiedad, y si con este artículo consigo que al menos una persona escape de las garras de la depresión o la ansiedad, habrá merecido la pena cada palabra.

Aunque no suele ser aconsejable tratarse solo en vez de acudir a un especialista cuando se necesita, esta es una de las cosas que son beneficiosas por completo y que se pueden trabajar por uno mismo sin necesidad de un psicólogo. Si estás muy agobiado constantemente o sin ningún ánimo todo el día, lo que antes te hacía feliz ahora ya no tiene interés, o estás muy estresado y sientes que no puedes más, VE A UN ESPECIALISTA. Si no tienes recursos económicos, háblalo con el médico de cabecera para ver si puedes acudir a un psicólogo por la seguridad social, o si eres estudiante, pregunta en tu centro por el psicólogo o psicóloga del colegio o instituto (deberían tener uno). O también en tu trabajo si tienes la suerte de que en tu empresa haya un psicólogo laboral.

Este post está diseñado para concienciar, visibilizar, cambiar nuestra forma de pensar que nos hace vulnerables y prevenir ansiedad y depresión. Repito, no es un tratamiento. Lamento dar tanto la lata con esto, pero lo último que quiero es que alguien que de verdad necesita ayuda lea esto y crea que es suficiente, y empeore su condición por ello.

(Lectores habituales del blog, esta vez va a ser menos aplicado a la escritura, pero todo lo que vais a leer se puede aprovechar a la hora de crear personajes creíbles, con conflictos y pensamientos creíbles.

Gente que no me conoce de nada, estoy en 4º de la carrera de Psicología, aunque todavía no soy ningún psicólogo clínico, al menos sé lo que me digo).

Vale, después de toda la advertencia seguro que te estás preguntando, ¿qué son exactamente las creencias irracionales?

Las creencias irracionales, de Albert Elis

Albert Elis es un psicólogo clínico histórico y a él le debemos parte de los tratamientos cognitivos para depresión y ansiedad. Elis define la creencia irracional como una creencia inflexible e inalcanzable, y que por tanto, no nos permite adaptarnos bien a nuestro entorno, lo que nos causa malestar. Estas ideas definen nuestra forma de pensar, de ver el mundo y de interpretarlo. Lo que, a su vez, cambia nuestra forma de comportarnos y cómo nos sentimos por ello.

La lista de creencias irracionales básicas de Elis es la siguiente. Cuenta las que cumplas.

1- Tengo que ser amado/a y tener la aprobación de todas las personas importantes de mi entorno.

2- Si soy una persona valiosa, tengo que ser siempre competente, suficiente, y capaz de conseguir todo lo que me propongo.

3- Las personas malas, infames o inmorales deben ser culpabilizadas y castigadas por sus malas acciones.

4- Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo quiero o deseo.

5- Las desgracias humanas se originan por causas externas y no puedo hacer nada o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufrimiento que me producen.

6- Si puede pasar algo peligroso o terrible debo sentirme muy preocupado o asustado y pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra, para estar preparado.

7- Es más fácil evitar las responsabilidades y los problemas de la vida que enfrentarme a ellos.

8- Debo depender de personas más fuertes  y poderosas en quienes confiar y apoyarme.

9- Las cosas que me ocurrieron en el pasado determinan mi conducta actual y futura porque siempre me influirán de manera definitiva y me volverán a ocurrir.

10- Debo asumir y preocuparme mucho y constantemente por los problemas de los demás, como si fueran los míos.

11- Cada problema tiene una solución acertada y perfecta y es horrible y catastrófico no encontrarla.

 

Enseguida las comentaremos una a una, pero, ¿qué es lo que las hace irracionales?

  • Las ideas irracionales son absolutas y dogmáticas. Sentimos que son verdades que hay que seguir, que debemos y necesitamos cumplir, o que estamos obligados a hacerlo.
  • Son categóricas. Son ideas de “Todo o nada”, “Blanco o negro”, “Siempre o nunca”. No hay medias tintas. O son de una forma o son de otra, pero no hay nada entre medias.
  • Nos producen emociones negativas que nos impiden perseguir y conseguir nuestras metas.
  • Nos piden cosas que son, en esencia, imposibles de conseguir.
  • Niegan la realidad y por tanto no nos permiten adaptarnos a nuestro entorno.

Por el contrario, las ideas racionales son flexibles. No son cosas que necesitamos, o debamos hacer. Son cosas que desearíamos, que querríamos. No son necesidades y obligaciones, son preferencias. Las ideas racionales tienen puntos medios, escalas de grises, no son todo o nada. Aunque las ideas racionales puedan provocarnos sentimientos negativos, estos sentimientos no nos impiden perseguir nuestras metas. Tampoco nos piden imposibles, y aceptan la realidad como es.

Para protegerse de ideas irracionales que no estén incluidas en esta lista, primero hay que detectarlas. Debemos ser críticos con todas aquellas ideas que se basen en las cosas que necesitamos, que debemos hacer o tener, o de las terribles consecuencias. Albert Elis resumió las ideas irracionales en tres tipos de ideas irracionales:

Ideas sobre mí: Cosas que tengo que hacer o ser, o cómo soy siempre, o cosas que necesito.

Ideas sobre los demás: Cosas que tienen que hacer o ser. Consecuencias terribles con ellos por no hacer lo que debo hacer

Ideas sobre el mundo: Cómo tiene que ser el mundo, y cómo nos influye.

Es un poco vago, pero lo importante es saber reconocer estas ideas irracionales e inflexibles. Las palabras clave para detectar una creencia irracional son:

-Tengo, Debo, Necesito

-Siempre, Nunca, Todo, Nada, Malo, Bueno

-Perfecto, Terrible, Imposible

-“Si no,”

Cuando algo te angustie o te desanime, intenta ponerlo en una frase y analízala. Quizás sea una idea irracional. Si una de tus creencias o de tus formas de vivir y comportarte está basada en una idea irracional, tienes que planteártelo seriamente. Es una forma de ver el mundo que puede darte problemas.

Pero no pasa nada por equivocarse mientras uses esos errores para aprender a hacerlo bien.

No olvides que lo importante es aprender y adaptarse. Igual que en la evolución, quien se adapta a su entorno, sobrevive, y el que mejor se adapta al entorno es el que mejor vive. La adaptación a las situaciones es una medida de bienestar y salud psicológica, y eso es lo que buscamos: Ajustarnos y adaptarnos de forma saludable a nuestra realidad.

¿Recuerdas las ideas irracionales que te han salido antes? Vamos a ver qué problemas tienen, y vamos a ver unas alternativas más saludables.

1- TENGO que ser amado/a y tener la aprobación de TODAS las personas importantes de mi entorno.

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Todos queremos amor y aprobación. Como mínimo, aceptación. Pero es un hecho, no siempre se va a poder ser amado. No siempre nuestras personas cercanas aprobarán lo que hagamos. Y mucho menos, todas las personas.

Habrá momentos y situaciones en las que una persona muy cercana no te quiera, o no apruebe lo que haces. Es normal. No es el fin del mundo. Incluso si significa el final de la relación con esa persona, sigue sin ser el fin del mundo. Es normal tener algo de miedo a lo que los demás piensen de nosotros, y también es normal intentar agradar a todo el mundo, pero que sea normal no lo hace sano.

No se puede conseguir que todas las personas te amen y aprecien. Incluso conseguir eso solo en todas las personas que tú quieras requiere un esfuerzo titánico y la mayoría de las veces no será posible. No podemos controlar a las otras personas.

Esta idea irracional tiene varios problemas. El primero es considerar el amor y la aprobación como una necesidad vital y demandante. Esto nos puede llevar a hacer cosas muy extremas para satisfacer esta “necesidad”, como ponernos al servicio de los demás, o reprimir todas las cosas que nos desagradan sobre ellos, o intentar impresionarlos constantemente. Puede ser incluso peor, puede hacer que nos dobleguemos a su voluntad para no recibir su desaprobación.

¿Cuántas cosas que querías hacer no has hecho solo porque piensas que el resto no lo aprobaría?

Es posible que pienses que el amor y la aprobación realmente son necesidades. Y hasta cierto punto es verdad (nos deterioramos mucho como seres humanos cuando no tenemos eso), pero lo que no solemos ver es lo fácil que es satisfacer esa supuesta necesidad vital. Es muy difícil que ninguna persona te aprecie o te apruebe. Si buscas aprobación (algo que no es una necesidad en absoluto, la única aprobación que necesitas es la tuya propia), siempre puedes irte a internet, a buscar gente que piense como tú y que apoyará lo que hagas, sea lo que sea. Y el amor no es muy difícil de conseguir. Puede ser tan fácil como tener un perro o un gato.

Lo que sí es difícil (si no imposible) es conseguir que una persona específica, o que todas las personas, te quieran o aprueben tus decisiones y formas de vivir. No controlas a las personas. No se supone que todas las personas deban apreciarte o deban aprobar lo que haces.

Por último, si piensas en el amor romántico, te aseguro que no es una necesidad vital. Hay muchas personas que viven sin amor romántico. Hay personas que han vivido toda su vida sin ser correspondidas. Tú mismo o misma has tenido una fase de tu vida en la que el amor no era en absoluto importante (la infancia, se entiende). El amor es un constructo social, y no es en absoluto imprescindible.

¿Cómo convertimos esta creencia irracional en una creencia sana y racional?

Me gustaría tener el amor y la aprobación de las personas importantes de mi entorno.

Porque aunque no sea imprescindible, no hay ninguna razón para no quererlo. A todos nos gusta el amor y la aprobación de la gente, y no tiene de malo buscarlo. Lo que tiene de malo es necesitarlo. Porque jamás conseguiremos el de todos, y como pensamos que es una necesidad, sufriremos mucho por ello.

La clave está en la diferencia entre Necesitar y Querer. Es una preferencia, no una necesidad.

2- SI SOY una persona valiosa, TENGO que ser SIEMPRE competente, suficiente, y capaz de conseguir TODO lo que me propongo.

Aquí hay varios problemas, pero el más grave de todos es a qué cosas atribuimos nuestra valía.

¿Cuánto vale una persona? ¿Cuánto vales tú? ¿Qué es lo que define cuánto vales?

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«¡Mis notas no reflejan lo que valgo como ser humano!»

Discusiones filosóficas aparte (¿acaso las personas valen algo?), el problema grande surge cuando depositamos decidimos cuánto valemos en función de algo inalcanzable o casi imposible de realizar. Esto implica también que si una persona no hace esto, no es valiosa o es menos valiosa, y esta es una idea nefasta tanto para uno mismo como para otros.

No se puede ser siempre competente ni se puede conseguir todo lo que te propones. Pensar así no deja hueco a los errores, y cuando inevitablemente fracasamos en algo, o no somos capaces de conseguir algo, nos hundimos porque pensamos que eso demuestra que no valemos nada.

Pero podemos irnos más allá, porque, ¿qué sentido tiene el valor de una persona? La valía es algo que construimos nosotros en nuestras mentes. Que pienses que alguien vale mucho o vale poco no va a cambiar en absoluto cómo es esa persona, solo cambia tu forma de verla. Lo mismo contigo: Eres la misma persona, te sientas valiosa o no, lo único que cambia es cómo te sientes respecto a ti mismo.

Los peligros de esta creencia es el sobreesfuerzo para conseguir creernos válidos. Está bien esforzarse, pero esforzarse demasiado es problema de enfermedades y estrés.

Creer esto también nos lleva a infravalorarnos, porque vemos al resto de personas que consideramos válidas y no vemos los errores que cometen, mientras que nuestros propios errores siempre los tendremos enfrente. Pero la realidad es que todo el mundo se equivoca de vez en cuando, y ni siquiera las personas más grandes en su campo consiguen todo lo que se proponen. El fracaso de vez en cuando es algo normal.

Esto va específicamente para los estudiantes: Tu nota en un examen no determina lo que vales como persona. Ni siquiera determina lo que sabes de esa asignatura en concreto. No eres menos válida como persona por suspender un examen, o una asignatura. Todos cometemos errores, aunque apenas podamos ver los de los demás.

Transformemos la idea irracional.

Me gustaría ser competente, suficiente y capaz de conseguir lo que me proponga, aunque sé que no siempre lo conseguiré y que eso no determina lo que valgo como persona.

Hay que aceptar el fracaso como una parte del aprendizaje. Tenemos mucho miedo a fracasar, miedo a unas consecuencias horribles o a ser peores por ello, pero todos fracasan, las consecuencias del fracaso casi nunca son absolutas (siempre habrá segundas oportunidades, u oportunidades distintas, y los castigos no son de vida o muerte). Por supuesto, queremos ser competentes y no hay nada de malo en ello, pero no hay que convertirlo en una necesidad ni mucho menos en un barómetro que indique si somos válidos o no.

3- Las personas MALAS, INFAMES O INMORALES DEBEN ser culpabilizadas y castigadas por sus malas acciones.

Hay una versión alternativa de esta idea irracional: “Las personas que no hacen LO QUE DEBEN son malas y DEBEN ser castigadas por su maldad”. En ambos casos, es posible que estés de acuerdo con esto.

¿Y por qué no estar de acuerdo? Todos queremos que las personas malas reciban su merecido.

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«Eres una mala persona, y deberías sentirte mal»

A nuestro cerebro no le gusta nada que el mundo no sea justo. Es tan estresante, que muchas personas tienen la ilusión de que el mundo es justo y que las personas, tarde o temprano, reciben lo que merecen. Porque pensar lo contrario es angustiante.

Pero recordemos, hay que adaptarse a la realidad. Y la realidad es que los buenos no siempre ganan y los malos no siempre pierden. La realidad es que las personas no son buenas ni malas en esencia, hacen cosas por razones complejas, hacen daño sin saberlo o por desconocimiento y estupidez. La realidad es que a veces las personas no reciben lo que se merecen, sino justo lo contrario a lo que merecen.

Pero hay más problemas en esta idea irracional que una cuestión de realidad: ¿qué definimos como malo, infame, o inmoral? Si separamos el mundo entre buenos y malos, es probable que nadie se salve, pues todos hemos hecho alguna vez algo malo o inmoral. Lo que unas personas piensan que es inmoral no lo es para otras. En la versión alternativa de esta creencia esto es aún peor: “Las personas que no hacen lo que deben son malas”. No hacer lo que debes no te convierte en mala persona. A veces hay actos ilegales o perjudiciales para otros que se hacen sin maldad alguna.

La única maldad genuina es hacer daño a otras personas de manera intencionada.

El resto de cosas malas que hacen las personas no se hacen por maldad. Se pueden hacer por egoísmo, por desconocimiento, o incluso intentando hacer el bien para la persona a la que se está hiriendo. El mundo no está dividido entre buenos y malos. No es blanco y negro, somos tonos de gris, gente que hace cosas de manera automática, sin pensar mucho, o sin pararnos a pensar en las consecuencias a medio y largo plazo de nuestras acciones. A veces, sencillamente, estamos bajo el control de una emoción muy fuerte que nos impide pensar racionalmente.

Por otra parte, la realidad es que castigar a alguien por hacer el mal lo único que hace es alejarlo de hacer el bien. Sobre todo cuando consideramos que esa persona no hace lo que debe y por eso es mala, la estamos castigando por cometer un error o por no ser capaz, cuando lo que de verdad funciona mejor es ser tolerante con los errores y ayudarles a aprender y superarlo, no castigarlo.

Culpabilizar a la gente solo tiene consecuencias negativas, sobre todo cuando esa persona es juzgada como culpable por haber cometido un error, por haber actuado sin pensar demasiado o por no saber. Aparte de que, si hay un problema, le echamos toda la culpa a esa persona sin pararnos a pensar si acaso la culpa no será nuestra.

El mayor de los problemas viene cuando somos nosotros los que no hacemos lo que no debemos. Cuando nos creemos inmorales o malvados y por ello pensamos que necesitamos un castigo acorde. Nos torturamos y creemos que nos merecemos sufrir.

Hay que intentar ponerse en el lugar del otro, comprender por qué hace lo que hace. A menos que esa persona haga daño intencionadamente, debemos ayudar cuando esas personas hayan cometido un error, y no juzgarlas por algo que no ha sido realmente intencionado. Tampoco hay que considerar a una persona como mala o infame solo por un par de cosas malas, pues todos hacemos algo que se podría considerar malo, de vez en cuando.

Muchas veces, nuestros propios errores y los de los demás son a causa de la ignorancia o de no pensar las cosas, sobre todo cuando estamos emocionalmente alterados.

Y el mundo no da a cada uno lo que se merece, pero ahí es donde entramos nosotros. Jamás conseguiremos un mundo totalmente justo, pero podemos intentar que cada día, el mundo sea un poco más justo que el anterior.

4- Es HORRIBLE Y CATASTRÓFICO que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo quiero o deseo.

No, no lo es.

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«Este plan no ha funcionado como esperaba…»

No todo va a salir siempre como queremos. Esto es incuestionable. Tarde o temprano, y a veces a menudo, las cosas no salen o no son como queremos. Es parte de la vida y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo.

Lo que sí podemos cambiar es nuestra perspectiva al respecto.

Suspender un examen no es el fin del mundo. Que tu trabajo no sea como tú esperabas no es algo catastrófico.

Incluso que te despidan del trabajo que te mantiene no tiene por qué significar el fin de todo. Lo que está claro es que si piensas que todo está perdido porque no tienes dinero estarás mucho peor que si piensas que todavía hay posibilidades y que tu vida no se va a acabar por ello.

Pero seguro que no estamos hablando de ese tipo de cosas. No estamos hablando de problemas graves, estamos hablando de darle mucha más importancia a cosas que no podemos controlar y que no siempre saldrán como queremos. Para prevenirse siempre hay que analizar la verdadera gravedad de la situación. Muchas veces exageramos la gravedad de las cosas, sobre todo si no nos paramos a pensarlo racionalmente. Además, las consecuencias de una desgracia son algo separado de lo que nosotros sintamos por sufrir esa desgracia. Podemos sentirnos desgraciados por algo sin apenas consecuencias y podemos sentirnos normales por algo que tiene bastantes consecuencias.

Los infortunios e inconvenientes solo tienen la gravedad que nosotros les demos. Y cuanto menos graves nos parezcan, más ánimo tendremos para solucionarlos y menos tiempo perdemos lamentándonos por ello.

Las cosas no siempre serán o saldrán como yo quiero o deseo, pero eso no es horrible ni catastrófico.

 

5- Las desgracias humanas se originan por causas externas y NO PUEDO HACER NADA o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufrimiento que me producen.

Como acabamos de ver en el punto anterior, las desgracias son las que son, pero la pena y el sufrimiento que nos producen son siempre a causa de nuestra interpretación de las mismas.

Esta creencia irracional es de las peores, porque nos condiciona para sentirnos inútiles e indefensos. Las desgracias vienen de fuera (ergo, no podemos hacer nada desde dentro para prevenirlas), y no podemos hacer nada para evitar o gestionar los sentimientos dolorosos que me producen.

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«Suffering», de Paula Smith Hefel.

Pero sí que podemos controlar los sentimientos que nos producen, como ya hemos visto antes. Se pueden hacer cosas para sufrir menos, durante menos tiempo, o para no sufrir en absoluto. De la misma forma que somos nosotros los que creamos la emoción negativa al interpretar, también nosotros podemos eliminar esa emoción.

Hay que racionalizar esa emoción negativa y ver qué es lo que la está causando. Muchas veces estamos exagerando la gravedad de la situación, o nos causan emociones negativas algunas razones totalmente ilógicas.

Las desgracias humanas son interpretaciones de lo que nos viene de fuera, pero se puede hacer algo para evitar o controlar el dolor que eso produce.

6- Si puede pasar algo peligroso o terrible DEBO sentirme MUY preocupado o asustado y pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra, para estar preparado.

La ansiedad es la sensación que sentimos cuando anticipamos algún problema que está por llegar. No es producida por ella, no, la ansiedad es la sensación de miedo a lo que anticipamos.

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Una cosa es estar preparado, pero anticipar la catástrofe es lo peor que se puede hacer. No es, ni mucho menos, una necesidad. Hay gente que vive su vida sin pensar en los problemas que le llegan, y cuando le llegan, se enfrentan a ellos. Y esa gente no vive estresada por lo que se le viene encima.

Esta creencia nos acostumbra a anticipar las posibles catástrofes que nos pueden surgir en la vida diaria. Algo tan sencillo como ligar puede convertirse en una tortura si nos empezamos a asustar por las posibles cosas que pueden salir mal. La ansiedad nos paraliza, cuanta más ansiedad menos capacitados estamos para enfrentarnos a ese peligro, si es que acaso llega.

Y es que no suelen llegar. La ansiedad hace que creamos que esa catástrofe es más probable de lo que de verdad es.

¿Pero y si llegan?

Algunas cosas son inevitables. La muerte, la enfermedad, son dos cosas que no se pueden evitar. Algún día nos alcanzarán. Preocuparse por ellas cuando no sabemos lo lejos que están no sirve de nada en absoluto, solo nos genera una inquietud horrorosa.

Sin embargo, muerte solo hay una. La mayoría de cosas que tememos tanto y que anticipamos con tanta ansiedad, luego cuando llegan no son tan graves como nos habíamos imaginado. Esto sucede hasta con las mayores enfermedades y catástrofes que se puedan imaginar. Uno acaba acostumbrándose a prácticamente todo y sale adelante.

Muchas veces es peor la ansiedad que nos produce lo que va a llegar que la cosa en sí.

La preocupación por lo que está por llegar es algo que creamos nosotros. Para prepararte para un problema no necesitas temerlo, solo saber que está ahí. Si tiene que pasar, que pase. Si tiene solución, ¿por qué te preocupas?

Y si no la tiene, ¿por qué te preocupas?

7- ES MÁS FÁCIL evitar las responsabilidades y los problemas de la vida que enfrentarme a ellos.

La verdad es que no.

El cerebro humano está preparado para mantenerse en una tarea. Lo que le cuesta es arrancar, pero una vez que empieza, lo que le cuesta es parar.

Evitar las responsabilidades tiene consecuencias negativas. Por el contrario, enfrentarse a los problemas suele ser más fácil que aguantar esas consecuencias negativas, y además reporta beneficios.

Sin embargo, algunas personas se creen vagas por naturaleza.

Y la vagancia es un hábito. No tiene nada de natural. Pero mantener esta creencia hará que lo conviertas en parte de tu identidad, lo que te hará sentirte mal contigo mismo.

Lo racional es hacer lo que tenemos que hacer lo antes posible para quitárnoslo de encima.

8- DEBO depender de personas más fuertes  y poderosas en quienes confiar y apoyarme.

Depender un poco de los demás está bien, pero solo cuando es una elección. No es una necesidad.

Igual que les pasa a los niños, cuanta más ayuda reciben, menos aprenden a valerse por sí mismos.

Además, no solo puedes depender de personas más fuertes y poderosas que tú. Puedes depender y confiar en personas menos poderosas o habilidosas.

Cuando dependemos de personas más capaces que nosotros, perdemos tanto nuestra confianza en nosotros mismos (¿realmente dependes de esas personas?) como nuestra voluntad. Pensar que necesitamos esta relación de dependencia nos hace llegar muy lejos para protegerla.

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Como les pasa a los niños, cuanta más ayuda recibamos, menos cosas aprenderemos a hacer por nosotros mismos

La independencia es sana. La dependencia, sobre todo en alguien más capaz, nos hace más vulnerables a los errores. Pensamos que esas personas siempre podrán con todo lo que nosotros no podamos, que estamos seguros a su lado. Pero esas personas también tienen límites.

Tampoco hay que rechazar la ayuda cuando se necesita, pero hay que depender de los demás en su justa medida. Si puedo hacer algo solo, aunque cometa errores y tenga que subsanarlos, es mejor que pedir una ayuda que de verdad no necesito.

Recordemos que no pasa nada por cometer errores. Todos los cometemos.

9- Las cosas que me ocurrieron en el pasado determinan mi conducta actual y futura porque SIEMPRE me influirán de manera definitiva y me volverán a ocurrir.

O lo que es lo mismo, soy así por lo que me ha pasado, y no puedo cambiar.

Es cierto que nuestras experiencias nos definen, pero no es algo definitivo. No es cierto que perro viejo no aprende trucos nuevos. Siempre se puede aprender y cambiar.

No hay que mirar al pasado como algo que nos ha modelado por completo, de manera irremediable. Hay que evaluar cada influencia, y pensar en si es beneficiosa para la persona que queremos ser o que deberíamos ser en esta situación. Aquellas influencias perjudiciales (por ejemplo, siempre me he cerrado a los demás cuando tenía problemas, y por tanto yo nunca me abro a los demás) se pueden eliminar con esfuerzo. No estamos indefensos ante nuestro pasado, se puede trabajar para cambiar.

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No hay por qué repetir los errores del pasado. 

Cosas como “yo siempre me bloqueo ante la presión” o “a mí nunca se me han dado bien estas cosas” son solo hechos históricos. La realidad no es un siempre o un nunca, es un “hasta ahora me ha sucedido esto”. Pero eso no significa que tenga que volver a pasar.

10- DEBO asumir y preocuparme MUCHO y CONSTANTEMENTE por los problemas de los demás, COMO SI FUERAN MÍOS.

No es una necesidad. Cada uno tiene sus problemas, y es cuestión de cada uno resolver los suyos propios. Centrarte en los problemas de los demás solo hace que dejes de centrarte en los tuyos propios.

Esta creencia suele ir pegada a la de la necesidad de amor y aprobación. Queremos ganarnos el cariño de los demás, y por ello llegaremos muy lejos para ello.

Incluso aunque tuvieses la energía para ocuparte de todos los problemas de los demás (y no tuvieses ya graves problemas solo por las preocupaciones que eso te genera), lo único que eso conseguiría es hacer que esas personas dependan de ti, y se vuelvan incapaces de resolver sus propios problemas solas, por lo que se sentirán inútiles a medio y largo plazo. También pensarán que no confías en que puedan resolver sus problemas solos.

Y la mitad de las veces no te han pedido ayuda. Quizás menos de la mitad.

Está bien ayudar a los demás, pero hay que saber trazar las líneas. Está bien ofrecer la ayuda, pero hay que saber retirarse cuando esta ayuda no se quiere o necesita. También está bien ayudar cuando te piden ayuda. Pero no hay que tomar los problemas de los demás como propios. Ya tenemos bastante con nuestros propios problemas.

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¡Deja de absorber los problemas (y la energía vital) de los demás! No es bueno para tus chackras…

Los problemas de los demás no son mis problemas. Tomar sus problemas como míos no ayuda realmente a esa persona.

11- Cada problema tiene una solución ACERTADA Y PERFECTA y es HORRIBLE Y CATASTRÓFICO no encontrarla.

La perfección no existe. Es imposible alcanzarla cuando se persigue, aunque de vez en cuando sí que se puede aparecer ella sola. Pero no confiemos en ella para resolver nuestros problemas.

Muchos problemas no tienen una única solución. Algunos tienen varias soluciones buenas, ninguna mejor que las anteriores, solo distintas, y hay que elegir una. Si tenemos la creencia de que hay una solución mejor que todas ellas, seguiremos buscando, y ese tiempo es tiempo que no dedicamos a poner en marcha cualquiera de las otras soluciones.

Sin embargo, hay veces que no hay soluciones buenas. Hay que elegir la mejor de ellas. El menor de los males.

El mundo no es un videojuego. Cada puzzle no tiene una única solución correcta y perfecta que te permite avanzar. Los problemas tienen múltiples soluciones, y a veces ninguna es la correcta.

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A veces las dos copas están envenenadas, así que no te libras (a menos que lleves mucho tiempo desarrollando tolerancia al veneno, claro)

Pero no pasa nada. Errar es humano.

Recordemos, horrible y catastrófico son adjetivos que nosotros damos. Son valoraciones a las que damos el poder de producirnos ansiedad.

No hay que buscar la perfección. Hay que buscar la mejor opción posible, y a veces hay que conformarse con lo que tenemos. Si hay posibilidad de mejorar la solución, el momento de parar es cuando la solución sea Lo bastante buena.

Es como este artículo. Estoy consiguiendo terminarlo a duras penas y sé que no estará perfecto, pero está pasable. Lo bastante bueno.

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El mundo es un lugar confuso, injusto, desorganizado y que tiene predilección por jodernos los planes. Cuando no es el mundo, nuestro cerebro se encarga de hacernos sentir en la mierda, convenciéndonos de que necesitamos lo que él dice, que las consecuencias serán terribles, que la gente es mala, que nosotros somos malos. Quiere que los demás se plieguen a su voluntad, pero no podemos controlarles.

El mundo está lleno de incertidumbre, y a los cerebros no les gusta la incertidumbre.

Pero se le puede enseñar que la incertidumbre no es para tanto. Que los problemas que vienen no son tan graves, y que se vive mejor y de forma más saludable sin preocuparse por cosas que no merecen nuestra preocupación.

Incluso si descubres que tienes alguna creencia irracional que no se haya mencionado (por ejemplo “siempre hay que seguir lo que lo que le ha funcionado a estas personas que saben más que yo”), ¡no desesperes! Ya tienes las herramientas para localizarlas y el razonamiento detrás de por qué son perjudiciales para ti. ¿Por qué no me comentas abajo las tuyas, y cómo podrías cambiarlas a unas creencias más sanas?

Espero que os haya gustado y os haya ayudado.

Por favor, comparte para que esto pueda ayudar a más gente.

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12 respuestas a “Cómo protegerse de las ideas irracionales que nos hacen vulnerables a la ansiedad y la depresión

  1. Lucas Sánchez Henao 21 enero, 2017 / 1:29 am

    Excelente artículo, sobre todo por la intención de ayudar que le subyace. Soy especialmente vulnerable a la 1 y creo bastante en la 9, pero creo que es otra forma de quitarse responsabilidades sobre el potencial que tenemos para cambiar independientemente de nuestro pasado.

    Como dices, son ideas absolutamente irracionales, de las que destacaría el aspecto dogmático. Son ideas que la mente acepta de forma absolutamente ciega, como una máquina, y que se instalan con una resistencia insufrible. Creo que la 1 se supera asumiendo que lo que los demás crean de sí mismo es asunto suyo y no propio, y por tanto uno debe desentenderse totalmente. Incluso de las personas más cercanas. Pero en esas estamos.

    Gracias y pásate por el foro cabronn ajajaj

    Le gusta a 1 persona

  2. R. R. López 22 enero, 2017 / 11:54 am

    Muy bueno el artículo. Me ha recordado al libro «Tus zonas erróneas», que también está muy bien.

    Da técnicas concretas para cambiar este tipo de hábitos.

    Saludos

    Le gusta a 2 personas

  3. Poli Impelli 24 enero, 2017 / 4:13 am

    Muy bueno, Guille.
    Creencia numero 1, que acabo de «masticar» justo estos días con ayuda y he comprendido que era totalmente irracional. Tu artículo ha llegado como fresa al postre 😉
    Pero he pensado en mis personajes, y creo que podré aumentar en calidad a uno de ellos, que tiene sus creencias irracionales totalmente arraigadas. Mostrar su transformación será mi tarea.
    Gracias!
    Abrazos!

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  4. Jen Moraz 26 enero, 2017 / 3:55 pm

    Yo estoy asistiendo a terapia psicológica, como comenté por twitter, y básicamente mi terapia en estos momentos se basa en detectar pensamientos irracionales que hacen que vea mi realidad deformada, catastrófica y funesta. Muchos de estos pensamientos llevan tantos años conmigo que es muy difícil detectarlos. Un libro muy interesante, con el que estoy aprendiendo mucho, es el de Bienestar, autoestima y felicidad, de Raimon Gaja, que habla sobre la terapia cognitiva y de cómo detrás de emociones y sentimientos muy ligados a estados como la depresión y la ansiedad hay siempre un pensamiento negativo (me lo mandó a leer mi psicóloga, ojo). Además de estar mejorando mi calidad de vida (con mucho esfuerzo, no es nada fácil), estoy aprendiendo mucho sobre cómo funciona la mente respecto al estrés, traumas, etc., y mi lado de escritora no puede evitar recoger toda la información posible para construir luego a personajes más humanos.

    Un gran artículo, Guille. Ojalá a muchos les pueda ayudar. Un saludo.

    Le gusta a 1 persona

    • GuilleJiCan 28 enero, 2017 / 12:37 pm

      Mucho ánimo con la terapia, Jen. Gracias por compartir tu experiencia ^^ y aunque esto ya no tenga nada que enseñarte, espero que te ayude a refrescar lo que ya sabes. Gracias por comentar.

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  5. Cristina Moreno (@crismacevedo) 4 febrero, 2017 / 4:23 pm

    ¡Hola Guillermo! Pedazo de artículo, me ha encantado (yo también soy estudiante de psicología). La mayoría de la gente no es consciente de que comete estos errores y les hacen sufrir mucho. Lo único, te quería decir una cosilla (que a lo mejor lo has hecho adrede, pero por si acaso). La frase que acompaña a la imagen de la cuarta creencia irracional, es incorrecta gramaticalmente (no pretendo padecer pedante, es que yo como escritora valoro mucho las críticas constructivas). Nada más, sólo felicitarte por el curro que te has pegado y darte las gracias. Un saludo, colega 🙂

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    • GuilleJiCan 5 febrero, 2017 / 5:12 pm

      No, no, tranquila, gracias por apuntar el error. Sabía que el texto en inglés de la imagen estaba escrita de manera agramatical (ahí está la gracia de la imagen original, el hablar como un niño pequeño), pero en la traducción al español lo he puesto correctamente. ¡Gracias por el aviso! Un saludo, y espero que te gusten el resto de artículos de psicología aplicada.

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