Los seres humanos tenemos fallos porque somos humanos. Pero algunos errores no solo es que sean naturales, es que tenerlos implica que nuestro cerebro está funcionando bien, tal como debe.
Entre estos errores se encuentran los sesgos y los heurísticos.
Los sesgos son una especie concreta de errores a la hora de procesar la información, y los heurísticos son reglas simples de decisión. En ambos casos, estos errores tienen un propósito: Hacernos la vida más cómoda, fácil y soportable reduciendo el estrés de tener que decidir entre varias opciones parecidas o de recabar información fiable sobre algo.
Si bien estos errores son útiles, cuando nos interesa la verdad objetiva para mejorar y hacer las cosas bien son un incordio. Por ejemplo, hay un sesgo que, tras elegir entre dos opciones, nos hace ver solo las cosas buenas de nuestra opción y las malas de lo que no hemos elegido. Esto existe para que luego no nos sintamos mal por tomar una opción que, vista en perspectiva, era la peor de las posibles.
Si queremos mejorar, no podemos permitirnos estas tiritas que nos ponen los sesgos para no dañar nuestro ego, tenemos que conocer a estos enemigos:
Los sesgos principales (extraído de wikipedia y ampliado para mejor comprensión)

- Sesgo retrospectivo o sesgo a posteriori: es la inclinación a ver los eventos pretéritos como predecibles. «Estaba clarísimo que al final Raquel iba a dejar a Sara (una vez que ha pasado, todo el mundo cree que era fácil de predecir aunque en realidad no lo fue)»
- Sesgo de correspondencia, denominado también error de atribución: es la tendencia de hacer excesivo énfasis en las explicaciones fundamentadas, comportamientos o experiencias personales de otras personas. «Pablo ha roto la mesa de un puñetazo porque es un violento (cuando en realidad Pablo es una persona muy pacífica que lleva el peor día de su vida y se pone violenta con este tema en concreto que estáis hablando)
- Sesgo de confirmación: es la tendencia a investigar o interpretar información que confirma preconcepciones. (Si tú tienes una idea u opinión vas a buscar inconscientemente datos que aprueben esa opinión y vas a dar de lado los que la rechazan)
- Sesgo de autoservicio: es la tendencia a reclamar más responsabilidad para los éxitos que por los fallos. Se muestra también cuando la gente tiende a interpretar como beneficiosa para sus propósitos información ambigua. «He aprobado/Me ha suspendido».
- Sesgo de falso consenso: es la tendencia experimentalmente corroborada de creer que las propias opiniones, creencias, valores y hábitos están más extendidos entre el resto de la población de lo que realmente lo están. «50 millones de fumadores no pueden estar equivocados»
- Sesgos de memoria: es un tipo de sesgo cognitivo, el cual puede mejorar o por el contrario desvirtuar las llamadas o peticiones a la memoria. El sesgo en la memoria puede alterar el contenido de lo que hemos recordado y hacernos notificar a los demás hechos que son erróneos. (En resumen, un porrón de sesgos que nos demuestran que la memoria no es fiable, clicad el enlace para verlos todos)
Sin embargo, todos estos sesgos son solo los más estudiados por la psicología. Existen algunos más, como el que vamos a ver hoy: El sesgo de supervivencia.
La definición de sesgo de supervivencia es muy sencilla: Centrarse en los que sobrevivieron y dejar de lado aquellos que no sobrevivieron.
Con ejemplos se ve muy fácil. Cuando le preguntas a un autor consagrado, con muchos años, como Stephen King, qué hay que hacer para convertirse en un bestseller, o para publicar, él te dirá su experiencia.
Y tú, con tu sesgo de supervivencia ahí bien metido te pensarás que eso es una receta del éxito y no te pararás a pensar en la cantidad de gente que ha seguido el mismo proceso que King y no es King. Recordamos a los que triunfan, pero nos olvidamos de aquellos que han fallado siguiendo su mismo camino.
El sesgo de supervivencia nos puede llevar a pensar que hay métodos especiales y que siempre funcionarán… porque claro, ¡esos métodos son los que sigue la gente que ha llegado al éxito! Y seguir esos métodos o esos consejos puede ser peligroso.
Estas son las cuatro formas del sesgo de supervivencia que pueden matar tu carrera literaria.
1. A lo Mark Zuckerberg
¿Sabéis que uno de los consejos que más se podía leer hace unos años era «Deja tu trabajo y escribe a tiempo completo»? En el mundo de las startup, el ejemplo típico es el de Mark Zuckerberg con Facebook, que dejó los estudios, se lanzó a la piscina y lo petó.
Por cada persona que se lanzaba a la piscina y conseguía triunfar en el mundo editorial había miles que dejaban trabajos estables para perseguir unos sueños inestables, arriesgados. En la actualidad sabemos que en la gran mayoría de los casos, dejarlo todo para seguir tus sueños es un suicidio económico totalmente innecesario. La mayoría de startups mueren en los primeros años. Al final la tortuga es la que gana la carrera, y para una carrera de fondo no te puedes lanzar a la piscina así como así. Si sobrevives, será suerte, la situación concreta o factores que te hagan único, como al Zuckerberg.
Ahora sabemos que se puede escribir (y escribir bien) si se tiene una red de seguridad detrás, un trabajo o ingreso estable, y que la mayoría de las veces esto va para largo, quizás incluso nunca podamos vivir solo de la escritura. Hay mucha gente que después de toda una vida escribiendo, sigue manteniéndola como un hobby porque no ha podido vivir de ella.
Cuidado con los grandes ejemplos de gente de éxito, nos puede llevar a pensar que esa es la realidad, que para la mayoría será así. Y no lo es. Ellos son outliers, datos atípicos extremos. Si quieres sacar conclusiones que no sean erróneas por este sesgo, necesitas ver lo que le pasa a la mayoría de gente. Ninguno seremos el nuevo Martin, ninguno seremos las nuevas Seliria.
Es un poco descorazonador, pero hay que ser realistas si queremos tomarnos esto en serio. Es mejor tener en cuenta que si tenemos éxito, será moderado, y así no nos quemarán los batacazos por las enormes expectativas que siempre hemos tenido.
2. Ya no los hacen como los de antes
Seguro que has oído esta frase alguna que otra vez. Existe la tendencia de que los objetos que se hacían hace mucho tiempo (hace medio siglo, por ejemplo) eran mucho mejores que los que tenemos ahora, que se rompen y estropean con nada.
Pero eso lo pensamos porque los únicos productos que han llegado hasta nuestros días eran especialmente duraderos. Todas aquellas cosas mediocres que se rompían con nada (igual que ahora) desaparecieron hace mucho tiempo, pero existían, claro que existían. No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor, pero es fácil creerlo cuando nuestra cabeza se empeña en recordar sólo lo bueno y olvidar lo malo.
¿Cómo se aplica esto a la escritura? A la hora de ver qué es lo que funcionó en el pasado, lo más probable es que vuelvan a salir Los Grandes Ejemplos, libros que dieron el pelotazo en su época, que se han vuelto clásicos, y que muchas veces han marcado tendencia. Solo vemos los grandes éxitos, que son únicos e inimitables, y las obras mediocres (mediocres en el buen sentido, ¡porque no tiene nada de malo ser mediocre!) que conseguían un éxito moderado y estable han desaparecido porque el tiempo no ha sido generoso con ellas.
¿Cómo puede ser que esto mate tu carrera literaria? Porque al solo ver los grandes éxitos, tendemos a emularlos, a verlos como «lo que funciona», y dejamos de lado cosas que queremos hacer porque «nunca ha funcionado», «nunca he visto nada así, seguro que a nadie le interesa», «si nadie ha escrito algo parecido antes es por algo»; y la verdad es que al final sí que existen esos casos parecidos, esas obras distintas y que en su tiempo cosecharon un éxito muy decente. O que se han escrito en otros idiomas y nunca se han traducido al nuestro.
Un ejemplo que me gusta especialmente es Vencer al dragón, de Barbara Hambly. ¿Quién iba a pensar que en los años ochenta una fantasía más feminista y que plantease el dilema de la mujer que tiene que elegir entre la familia y su carrera profesional fuese a tener éxito (¡y además eligiendo su carrera!)? Pero fue nominada dos veces al premio Locus, y fue una saga reconocida por los EEUU. En el caso de Barbara la invisibilización femenina en la literatura jugó un papel importante en que le haya costado llegar hasta nuestros días, pero para mí fue un ejemplo de que no toda la fantasía de los años ochenta y noventa es rancia y llena de clichés que odio. Desde entonces veo con otros ojos obras de ese periodo.
(Leed Vencer al dragón. Es genial)
3. Así es como se hace
Cuando alguien que ha alcanzado el éxito da consejos siempre hay que tener en cuenta este sesgo. Siempre puede ocurrir que estas personas hayan conseguido ese éxito A PESAR de sus métodos.
Por eso hay que ser cautelosos con los consejos. Incluso con los míos. En la mayoría de los casos, los consejos son cosas que han funcionado a esa persona, pero eso no significa que esos consejos vayan a funcionar siempre, o que vayan a funcionar en tu caso particular.
Pero no es solo eso. Cuando alguien con una larguísima carrera por detrás da un consejo, nosotros no podemos saber en qué medida su éxito y su habilidad se deben a ese consejo. En el bodybuilding se ve muy claro: cuando alguien con la musculatura que te gustaría conseguir te dice «buah, pues estos glúteos tan firmes se consiguen haciendo este ejercicio», es fácil pensar que esa persona consiguió ese culazo haciendo ese ejercicio. Pero la realidad es que ha hecho muchos más, muchos que también lo complementan. En la escritura es lo mismo. Yo podría darte consejos sobre cómo se escribe una novela desde cero, pero hay muchas cosas que no puedo incluir, que también influyen a la hora de escribir una buena historia y que he adquirido a través de mucha experiencia que no se puede transmitir. Que yo te diga cómo se hace no implica que siguiendo estas directrices vayas a saber hacerlo. Tienes que entrenar ciertas habilidades, y no hay atajos que valgan.
Dejarnos llevar por los caminos de aquellos que ya los han recorrido es tentador, pero olvidamos que esas personas han podido cruzar la jungla y han aprendido a atravesar esos obstáculos porque han tenido que enfrentarse a ellos. Si tú evitas esos obstáculos con sus consejos, no estás afinando las habilidades que necesitarás más adelante. A veces hay que estamparse contra los muros para aprender cuánto duele hacerlo.
O a veces, sencillamente pensamos que un detalle trivial (por ejemplo, alguien famoso y que siempre escribe en cafeterías) es algo de lo que ha hecho que la obra de esa persona sea importante.
4. Aviones en la segunda guerra mundial
En la segunda guerra mundial, hicieron un estudio con los bombarderos alcanzados en combate que regresaban a la base, y estudiaban los impactos en la avioneta para saber qué partes había que reforzar. El estudio mostró un gráfico parecido a este, y por supuesto, la solución que se les ocurrió era reforzar todas aquellas áreas llenas de puntos.
Pero cuenta Wikipedia que un estadista llamado Abraham Wald tuvo en cuenta el sesgo de supervivencia y dio la solución opuesta: ¡Había que reforzar precisamente aquellas áreas que no aparecieran en las avionetas que volvían dañadas a la base, porque todas las áreas marcadas en la imagen indicaban lugares en los que un avión podía ser alcanzado sin ser derribado!
Ahora, hagamos un ejercicio de imaginación. Los libros son avionetas, que mandas a la guerra cuando propones tus manuscritos para publicación editorial, o cuando los lanzas al mundo a través de la autopublicación. Cuando quieres mejorar en tu escritura, ves todos los errores que hay en los libros publicados y famosos y te echas las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que estos errores estén en estos libros? ¡Si son grandes pero muy fáciles de corregir!
Y tú los corriges. Todos esos fallos que se ven en las historias clásicas, que se encuentran una y otra vez en los libros de éxito y que gustan a todo el mundo, en tu manuscrito ni se les huele.
Y no nos damos cuenta de que esos libros publicados son las avionetas supervivientes.
Esos fallos tan frecuentes y que podemos encontrar en muchísimos libros famosos y populares son cosas que no han derribado al libro. La historia, aun agujereada como está, ha podido volver a la base, y ha sido publicada. Esas partes no son las que hay que reforzar, ¡todo lo contrario! Tantos libros publicados y exitosos con esos fallos son la prueba de que esas zonas del casco no son tan importantes. ¿Personajes vacíos y estereotípicos? ¿Romances a primera vista sin justificación? ¿Introducciones forzadas?

Al final todo eso no importa, porque las partes vitales del fuselaje no están dañadas.
Esta es otra de las razones por las que hay que estamparse para aprender: Si aprendemos de aquellos que han llegado no sabemos qué errores han evitado que les habrían dejado a las puertas del éxito. Por eso me parece muy importante ver manuscritos rechazados y aprender de sus errores, más que de los manuscritos ya publicados y que tienen éxito.
Sí, lo sé. Esos errores te duele verlos. Está bien que no quieras incluirlos en tus textos (aunque, ¿y si no son errores? ¿Y si alguno de ellos es la clave para que a la gente le guste tanto?), pero tantas novelas publicadas son la prueba de que no es algo que realmente te impida publicar. Tantos lectores son la muestra de que a la gente le puede gustar incluso así.
¿Alguna vez lo habías pensado?
Bueno, esto ha sido todo. Estas son las cuatro formas en las que el sesgo de supervivencia puede acabar con tu carrera literaria, antes incluso de que empiece.
¿Qué te ha parecido? No dudes en comentar lo que se te ocurra (¡me encanta saber vuestra opinión!), y permíteme pedirte un pequeño favor.
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Sin prometerte la inmortalidad, ni el éxito, ni por piedad ni por ayudar a la gente (¡aunque también!). Compártela en tus redes porque… ¿por qué no?
Y ya que estás, aquí te dejo mi libro. Échale un vistazo, a ver si te interesa. ¡Hasta pronto!
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Una entrada que da mucho que pensar. Los riesgos de los sesgos los conocía desde otro punto de vista que nada tiene que ver con lo literario y no se me había ocurrido… mmm… ¿aplicarlos?
En fin, me voy a hacer la digestión, porque esto tiene enjundia.
PS.—Lo de los aviones sí lo conocía por un profe de tecnología de materiales.
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Aplica todo lo que se te ocurra a la escritura. Así es como nace la nueva información.
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Una entrada interesantísima. Tanto para la literatura como para la vida en general . Es difícil no habernos visto reflejados en todos y cada uno de esos sesgos. Comparto. Saludos!
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¡Me alegra que te haya gustado! ¡Mucho ojo con los sesgos en tu vida diaria!
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Esta ha sido tu entrada que más me ha gustado. Estoy de acuerdo con un montón de los puntos que mencionas (excepto lo de que ser mediocre no es malo…)
Cada vez que alguien me dice: » sabes que J.K. Rowling fue rechazada por chiquicientas editoriales antes de bla, bla, bla», pienso «¿y cuántos hay de los que jamás hemos oído hablar porque no pasaron del no?
Bravo por la entrada.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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A mí me suele pasar justo lo contrario, no hago más que pensar que todo lo que pongo en mis libros no es bueno:(
P.D.: es obvio que la única clave del exito es la suerte (H.P.Lovecraft como ejemplo en su tiempo, imagina que Derlet no hubiese hecho nada, nadie le conocería).
P.P.D.: gracias por estos blogs
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Una joya de publicación.
Personas viviendo bajo muchos sesgos. Hecho tan común, pero no es para sentirse menos.
El problema es no aceptarlo, no ampliar tu criterio, jamás cuestionarte, no desconfiar.
Todos deberíamos aplicar esa introspección para conocernos mejor.
Definitivamente estamos en tiempos en los que la mayoría acepta la primera oferta de lo que sea que venga y poco a poco vamos olvidando lo que es importante, lo que considerábamos valioso.
Este blog es demasiado útil que me cuesta hallar las palabras de las emociones que me ha generado y también cómo ha conectado con ciertas dudad que he tenido sobre la escritura y la sociedad actual.
Espero encontrar más contenido así.
Saludos.
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