¿Cómo escribir una novela? – 2.8 – Desarrollo del mundo

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Índice: ¿Cómo escribir una novela?

2.8 – Desarrollo del mundo

Esta va a ser más breve, espero, porque lo de hoy nos concierne sobre todo en la ficción de género: Fantasía, Ciencia ficción y Terror. Vamos a hablar de cómo presentar y desarrollar el mundo que hemos creado para esta novela, si es que lo hemos hecho.

Las bases de la construcción de mundo

No voy a enrollarme mucho porque no me gusta demasiado hablar de la construcción de mundo (worldbuilding), y siento que centrarse demasiado en ello al final acaba siendo contraproducente.

El worldbuilding requiere de un concepto principal del que deriva el mundo en el que vamos a basar nuestra historia. “Es el mundo real pero con dragones”. “Es la inglaterra victoriana pero nos invaden aliens”. “En este mundo medieval hay magia de los elementos”. “América pero los nazis ganaron la SGM”. Algo.

Lo siguiente es reconstruir el mundo alrededor de ese concepto. Si la gente corriente puede calentarse con magia de fuego, los inviernos serán más fáciles de sobrellevar. Si hay dragones, seguro que los hemos llevado hasta casi la extinción para extraer de ellos materias primas, o nos arrasan las ciudades antes de que podamos hacerlo.

El caso es que el mundo no puede estar exactamente igual. Se tienen que notar las consecuencias de la existencia de este concepto. Hay que mostrar eso, cómo es el mundo en el que estamos debido a las diferencias que hay con el nuestro.

Una vez que hemos mostrado el mundo, es posible que en algún momento este mundo cambie. Igual que a veces la Historia (la de la humanidad) va hacia delante y hacia atrás, el mundo creado puede hacer lo mismo. El mundo crece y cambia, a nivel político, geográfico, sociológico, tecnológico…

Pero cuando hablamos de desarrollar el mundo en una historia de ficción, no tenemos por qué referirnos a que el mundo se desarrolle en sí, sino en desarrollarlo de cara a quien nos esté leyendo.

Esparciendo la información

Es posible que tu mundo ya esté bien pensado y desarrollado. Si es algo nuevo para quien nos lee, cuando empiece será como el inicio de una partida a juegos como Age of Empires o similares… empieza en una zona iluminada, que muestra el terreno, y a su alrededor hay niebla que impide ver. Hay niebla densa, que no permite ver nada, y niebla más suave, que permite ver el terreno pero no su situación actual.

La información que damos en la novela disipa la niebla densa y la suave en la parte del mundo sobre la que estemos hablando. Cuando pasamos a otra cosa, la niebla suave envuelve esa parte del mundo que ahora ya conocemos por encima, pero que cuando miremos otra vez podría haber cambiado.

Al igual que en esta clase de juegos, la cantidad de información que necesitamos no es ni muy grande ni muy pequeña. Si es muy pequeña es frustrante, porque sentimos que no vemos nada y no sabemos qué está pasando en el mundo, mientras que si es muy grande, nos sobrecargamos con tanta información (la mayoría inútil) y no prestamos atención a lo importante.

Por eso mismo, cuando mostramos algo nuevo para quien nos lee, estamos desarrollando el mundo a sus ojos. Hay cuatro formas básicas de hacerlo.

Mostrar algo ya existente

Mostramos algo que ya existe en el mundo, pero que era desconocido hasta entonces para quien nos lee. Lo estamos presentando solo de puertas para fuera de la historia, por lo que dentro del mundo no es algo extraño y los personajes no deberían reaccionar como tal. Algunas historias utilizan un personaje ancla que no conoce cómo funciona el mundo en el que estamos (pensemos en Harry Potter, por ejemplo, que llega a Hogwarts sin saber nada al igual que quien está leyendo, y lo que le explican también nos lo explican a nosotros), y otras sencillamente pasan por encima mostrándolo sin que los personajes se detengan a explicarlo (la narración es la que suele hacerlo, para que quien lee se entere de qué está leyendo).

Actualizar algo que ya sabemos

Una forma muy sencilla de desarrollar un mundo es hacerlo avanzar de manera lógica. Si sabemos que los correos son importantes en nuestro mundo, primero podemos mostrarle esa importancia en la lectura, y luego llevarlo un poco más allá. Mostrar que aparte de un gremio postal hay un imperio postal que teje sus hilos en el resto de organizaciones importantes.

Básicamente esto es contar más sobre algo que ya conozcamos y que interese. O por ejemplo, mostrar los cambios que con el tiempo ha tenido un lugar. Si al comienzo de la historia el pueblo natal estaba preparándose para las festividades, que a la vuelta del viaje a mitad del libro el pueblo esté ya bien decorado es una forma de actualizar ese mundo. O que las dos familias enfrentadas, luego se unan por matrimonio y construyan su imperio pastelero.

Mostrar algo nuevo

A veces se descubren cosas nuevas en el mundo. Ahí está la ciencia, intentando mostrar cosas nuevas cada día. Estas cosas nuevas ya estaban en el mundo, pero eran desconocidas para los personajes implicados (para la mayoría de la gente, en general). Por ejemplo, descubrir una nueva isla con pájaros de poderes diferentes, o la primera vez que un personaje capaz de controlar la tierra controla el metal, inventando de paso el “metalbending”. También puede ser el descubrimiento de una civilización distinta que no ha tenido contacto externo, o que por primera vez en tu mundo se abre una clínica de fertilización. Las posibilidades solo están limitadas por lo que aún no exista en tu mundo.

Cambiar las bases

Digamos que en nuestro mundo hay ocho poderes, en relación a ocho metales. Toda la historia y la ciencia se ha hecho en base a esos ocho metales. Son los únicos que hay, son los que se tienen en cuenta a la hora de preparar campañas militares o mantener la seguridad en una mansión… Si en la mitad de la historia aparece un noveno metal. ¿Qué sucede?

Que el mundo da un vuelco tremendo. Se cambian las bases y el nuevo descubrimiento afecta radicalmente al mundo y a la gente que vive en él. Se cambia la forma de pensar en el concepto que da origen al mundo, y por tanto cambia la historia por completo.

Estos giros son difíciles de hacer bien, por supuesto, pero cuando se consiguen, quedan muy bien, y cambian lo que pensábamos sobre cosas que ya hemos leído. Nos obligan a recontextualizar información que ya nos habían dado, y aunque eso es algo que requiere una carga mental bastante importante, para mí es algo que si se hace bien merece mucho la pena.

Erradicación

Por último, podemos extinguir algo de nuestro mundo y ver cómo se las apañan sin ello. ¿Qué ocurre cuando se agota el último barril de combustible? ¿Qué pasa cuando mueren los dragones? ¿Qué sucede si la magia desaparece? ¿Y si el imperio se disuelve?

El mundo como un personaje más

Al fin y al cabo, el mundo es un elemento cambiante que puede comportarse a veces como personaje, y como tal debemos tratarle. Hay veces en que es figurante y está de fondo, otras veces el mundo es protagonista. En algunos libros no cambia y es estable, pero en otros puede sufrir muchas transformaciones y acabar irreconocible.

Es algo más con lo que jugar, algo que debemos tener en cuenta a la hora de escribir. ¿Qué partes del mundo son relevantes, cuáles mostramos? ¿Le hacemos cambiar? ¿Cuánta importancia le damos, es un fondo y ya está o es algo más?

No olvidemos que es como un personaje más. Eso significa que tampoco tenemos que centrar toda nuestra atención en el mundo a la hora de escribir la novela. Hay que dosificar. Que la construcción de mundo debe ser una de las cosas que más tiempo consumen haciéndote creer que de verdad estás trabajando para sacar adelante la historia.


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