¿Cómo escribir una novela? – 3.2 – Reescritura

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Índice: ¿Cómo escribir una novela?

3.2 Reescritura

El primer borrador de tu novela ya está escrito, y hasta has podido leerlo. Probablemente lo veas peor que como lo veías cuando lo estabas escribiendo, pero es lo normal. Como has hecho los deberes, tendrás una escaleta muy bien definida de la relectura y una lista de errores que ahora te va a tocar revisar.

Es hora de mirar esa lista y tu escaleta y pensar. ¿Te satisface la novela, a grandes rasgos? Aparte de los pequeños errores aquí y allá, quitando esas cosas que se pueden corregir, ¿te gusta cómo quedaría tu historia tal como la has enfocado?

Si la respuesta es que sí, puedes saltarte este paso. Tocará corregir y revisar los pequeños errores, pero esos retoques no son difíciles. No estás cambiando el argumento o los personajes principales, no introduces cosas nuevas ni quitas cosas fundamentales. Toca revisar y pulir lo que ya está escrito.

Ahora, si tienes que escribir algo desde cero (una nueva escaleta, cambiar una escena entera, añadir escenas o personajes importantes que habrá que integrar bien en la historia ya escrita), mi más sentido pésame, pues has caído en el barranco de la reescritura. ¡Te doy la bienvenida!

¿Y en qué consiste una reescritura? Si tienes suerte y los cambios que tienes que hacer no son muy fundamentales, solo tendrás que escribir las escenas afectadas, o incluso solo modificarlas. Si tienes mala suerte y los cambios afectan a todo el proceso, lo más probable es que tengas que empezar a escribir otra vez, básicamente desde cero.

Lo sé, suena un poco horrible, pero es parte del proceso. Yo ya llevo 4 reescrituras desde cero a la espalda, tres de ellas correspondientes a la misma novela. Es como escribir el mismo libro una y otra vez… pero es que eso es exactamente la idea.

Vamos a ver una lista de cosas que requieren una reescritura, según su nivel de gravedad. Desde lo más grave, hasta lo más ligero.

  1. Cambio de tema: ¡La peor de las desgracias! El tema de una historia lo empapa todo, absolutamente todo. Si escribes una historia de amor y decides que tienes que cambiarla porque ahora quieres hablar de las dificultades de conectar en una sociedad hiperconectada, eso va a requerir cambios tan tremendos que, realmente, no sé si va a quedar algo aprovechable de la novela que ya has escrito, ¡hasta cambias el género literario de la historia! Cuando hemos llegado a este punto, creo que más te vale empezar una nueva novela, la verdad.
  2. Cambio de enfoque o de tono: Tu perspectiva a la hora de escribir y el tono son también cosas que empapan al resto de elementos, especialmente la narración. Si decides que ahora quieres hacer una historia de humor en vez de drama, o si prefieres abordar el tema de la muerte desde una perspectiva trágica en vez de humorística, eso va a cambiar tu forma de narrar, qué clase de cosas ocurren en la historia… Eso no se puede arreglar con retoques, vas a tener que escribir todo desde casi cero. Lo mismo si cambias algo como la voz narradora: si pasas de tercera persona a primera o viceversa, nada te va a librar de reescribir prácticamente toda la narración.
  3. Cambio radical en la trama o los personajes: Bastante grave, pero no es el fin del mundo. Cambiar el argumento puede hacer que partes enteras de tu historia se vuelvan innecesarias, y probablemente tengas que escribir arcos enteros desde cero, pero es habitual que no tengas que reescribir toda la novela, solo las partes afectadas.
  4. Cambio en la ambientación: Cambiar el fondo o algún elemento de la historia que sea relevante es pesado, pero no es de lo peor que nos podría pasar.
  5. Cambio ligero en la trama o los personajes: Añadir secundarios sin mucha relevancia, cambiar algunas cosas de la personalidad de nuestros personajes principales, añadir un par de escenas nuevas que redondeen la trama o eliminar escenas que sobran y repartir sus contenidos por otras partes de la novela. Esto es casi como retocar con las tijeras en una peluquería: hay que recortar un poco, pero es tan poco que no usamos la maquinilla.
  6. El resto de cosas más sencillas que esto: Corregir diálogos, frases, ortografía, y otros errores… esto ya no entra dentro de la reescritura, esto es para la revisión. Lo ideal tras reescribir es que no quede ninguna cosa que sea más grave que el nivel 6, es entonces cuando ya podemos pasar a la revisión.

¿Cuál es exactamente la diferencia entre la reescritura y la revisión?

Poniéndolo de manera simple, la reescritura es el momento en el que cambias todas las cosas que, independientemente de lo bien o mal que estén escritas, no están escritas como tú quieres. Por el contrario, la revisión está para corregir todas las cosas que estén mal.

Es como si diseñamos una excursión al campo, y tenemos una ruta preparada. La reescritura sería cambiar la ruta porque no quieres ir a visitar el cerro lleno de lobos, sino que quieres pasar por el arroyo lleno de hipopótamos. La revisión sería asegurarse de que el camino elegido es transitable y que, cuando lleguéis al arroyo, haya un puente colgante que pase por encima para que no se os coman los hipopótamos.

Ahora que ya sabes qué fallos tiene tu novela (porque los has visto en la relectura), evalúa el nivel de daños. ¿Cuántos cambios requiere tu novela? ¿Estás en el nivel 6? Felicidades, no te toca reescribir, sino revisar. Si estás en el nivel 4 o 5, ¡genial! Solo tocará una reescritura ligera. Los niveles del 1 al 3… bueno, es lo que hay. Reescritura importante o incluso completa. Vamos a ver cómo se hace cada una de ellas:

La reescritura ligera

Tienes que introducir escenas nuevas, o personajes, o cambiar cosas que eran parte del decorado. O quizás quitar escenas que te sobran y repartir sus cosas importantes por otras escenas. Por lo general, este trabajo es más bien parecido a un collage. Gran parte de tu historia se puede salvar tal como está, así que solo tienes que recortar lo que sobre y pegar lo que le falte.

El mayor peligro de la reescritura ligera es que al final quede un pastiche: se nota que son dos trozos pegados con cinta adhesiva, hay incoherencias por los cortes, las cosas no encajan del todo bien… Al quitar o meter escenas o personajes pueden quedar elementos desconectados, así que hay que tener cuidado con esas cosas. Durante la revisión habrá que fijarse bien que todo esté bien hilado, que no queden cabos sueltos por los tijeretazos, y que las cosas que has metido no estén forzadas.

Aparte de eso, este tipo de reescritura es bastante intuitiva, por lo que no deberías tener mucho problema con ella. Si se te va de las manos y no consigues hilar bien todos los recortes, quizás haya que pasar al siguiente nivel y plantearse una reescritura más potente.

La reescritura potente

A veces los tijeretazos no bastan, hay que sacar las tijeras de podar y guiar bien la novela para que crezca en la dirección que nos interesa. La reescritura potente suele ser necesaria cuando una parte importante de la novela se puede salvar, pero por alguna razón hay otras partes que va a haber que destruir para poder volver a encajarlas bien en el conjunto.

Por ejemplo, la novela El demonio en el interior de Siriel, que saldrá en octubre con Ediciones Dorna, en principio era un poco menos que una novela corta, una novelette. Pero la historia tenía algunas cosas bastante mediocres y notaba que le faltaba mucho por contar. Pero las partes que estaban escritas estaban bastante bien, se podían salvar y lo único que hacía falta era injertar cosas nuevas.

Lo que hice fue una reescritura potente, empezando por una nueva escaleta: revisé lo que se podía conservar y lo que no, y a partir de la escaleta fui desarrollando la historia que faltaba. La novela final es un 25% segundo borrador y 75% primer borrador. Ese 75% injertado en la historia es parte de una reescritura potente, en la que básicamente he escrito lo que pasaba después de que la historia corta terminase. Pero hay mil formas de hacer una reescritura potente. Cambiar personajes principales, o cambiar el recorrido de la trama hasta un punto en el que sigue tal como lo habías planeado… Una de las peores cosas sería intentar apañar un cambio de narrador con una revisión, no lo hagas, es un error. Cuando llegas a ese punto, es mejor reescribir desde cero.

La reescritura total

La reescritura total es el pan de cada día, por desgracia. Especialmente si quieres rescatar una novela que escribiste hace años, es probable que hayas mejorado tanto que no haya gran cosa que salvar. Incluso escribiendo tu primera novela, aprenderás y mejorarás tanto según la vayas escribiendo, que para cuando llegues al final, el principio estará a un nivel tan inferior que es difícil de salvar.

En ese caso puede parecer tentador solo reescribir hasta que llegues a la parte que ya tiene tu nivel bueno. El problema es que según vayas escribiendo hasta llegar a ese momento, seguirás aprendiendo, y cuando lo alcances, habrás avanzado un poco más y también notarás que no está a tu nivel de calidad actual.

Si en vez de planificar y escribir escaletas escribes a tu aire, cuando llegues al final es muy probable que te des cuenta de que la historia es un poco caótica y no hay quien la salve. En esos casos, lo más probable es que tengas que reescribir desde el principio la novela, con la ventaja de que ya sabes qué quieres hacer y en qué cosas tuviste problemas en el primer borrador. Básicamente, si escribes con brújula en vez de con mapa, tu primer borrador es tu escaleta, una súper detallada.

En el caso de que tengas que hacer una reescritura completa, lo mejor es usar el primer borrador (y las notas que escribieras sobre él en la relectura) como base para escribir una nueva escaleta. A partir de ahí, escribe el nuevo borrador desde cero, apoyándote si lo necesitas en el primer borrador.

Salvar o no salvar, esa es la cuestión

Cuando reescribimos es fácil que nos encontremos con una resistencia interna a eliminar o cambiar lo que ya hemos escrito y nos ha costado sudor y lágrimas. Y la verdad es que cada caso es diferente. Dependiendo del nivel de tu reescritura, salvar puede ser la opción por defecto, o la excepción.

Mi consejo es no encariñarse con las cosas solo porque nos haya costado escribirlas. Hay que valorar fríamente si esa frase, párrafo, personaje, lo que sea, tiene un hueco de verdad en nuestra obra. Y si estás haciendo una reescritura potente o completa, me aseguraría de no convertir en una costumbre lo de incluir aquello que ya hemos decidido que teníamos que cambiar.

Recuerda que en la reescritura estás cambiando cosas porque estaban como no querías, independientemente de si estaban bien o mal. Las cosas que estén bien quizás se puedan salvar, pero ten cuidado con forzar cosas solo porque quieres esa frase tan chula, o ese personaje que te gusta tanto. A esto es a lo que Stephen King se refería con “Kill your darlings”. Mata a tus amorcitos sin piedad, esas cosas que mantienes solo porque te gustan, no porque de verdad aporten a tu historia.

La reescritura es una tarea larga y tediosa, pero igual que el primer borrador, solo requieres de tiempo y esfuerzo. La ventaja de reescribir es que te apoyas sobre lo que ya has hecho, lo que sabes que funciona y lo que no. Recuerda que para aprender a escribir una historia primero tendrás que aprender cómo no escribirla.

Escaletea, escribe, relee, reescribe. Las veces que sean necesarias. A través de la iteración nos acercamos a nuestro objetivo.

Una vez hayas terminado el ciclo de reescrituras (si son más de una, claro), podrás pasar a la revisión, una parte del proceso mucho más sencilla y permisiva. Nos vemos en el próximo artículo, ¡para revisar nuestros textos!

Índice: ¿Cómo escribir una novela?

 


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