Los 10 libros que más he disfrutado en 2017

A final de año siempre viene bien recogerse al calorcito de una manta y hacer repaso de lecturas. A mí me gusta mucho hacer tops con los libros que más disfruto cada año, desglosando un poco por qué me han gustado tanto. Recordad siempre que esta es una opinión personal, y que lo mucho que me ha gustado un libro no es un reflejo de la calidad que tiene como obra literaria, ni siquiera refleja la calidad que yo crea que tiene. Es, sencillamente, cuánto los he disfrutado. Y no creáis que hay tanta diferencia entre los puestos. Todos estos libros están muy por encima de la media de lo que he disfrutado leyendo este año, y me dejo algunos que, aunque no los haya disfrutado tanto, creo que son muy buenos (como Barro, de Alicia Pérez Gil).

También este año ha sido un año de reconocer la labor de las autoras para echar poco a poco el machismo que impera en el mundillo de la literatura de género. Aparte del LeoAutorasOctubre, ha habido mucho movimiento para visibilizar a muchas autoras que durante mucho tiempo han estado en la sombra de hombres que lo merecían mucho menos que ellas. Muchos de ellos tan maravillosos como La nave invisible, el premio Ripley de ciencia ficción, los dobletes de Cristina Jurado y Lola Robles en los premios Ignotus… y eso solo lo que tengo más reciente. ¡También tenemos ahora mismo el Esta Navidad Regala Autoras, así que aquí podréis echar un vistazo a libros chachis de mujeres chachis para regalar a la gente a la que quieres!

Así que este año me propuse leer más autoras aún (ya llevaba varios años teniendo un sano 50/50) y estos son los números. De 38 libros, estos son los datos sobre el género de sus autores:

Mujeres Hombres Hombres y mujeres Personas no binarias
21 libros 13 libros 3 libros 1

 

Sin más dilación, ¡empezamos con las menciones especiales!

Mención especial: El color del silencio – La maga y otros cuentos crueles – Elia Barceló

Para mí Elia Barceló es una de las mejores escritoras españolas que siguen publicando, si no la mejor. Es una pena que lo único que he leído de ella tiene poca fantasía o ciencia ficción, pero eso le ha bastado para maravillarme con su narrativa prieta y certera. Se nota la habilidad que hay detrás de sus páginas y también la rabia y las emociones que las impregnan.

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En 2018 tengo pendiente Cordeluna y todo lo que pueda pillar de su bibliografía más actual. Tengo muchas ganas de ver qué clase de fantasía y ciencia ficción ofrece una de las más grandes del género.

Mención especial: Brazales de duelo – Brandon Sanderson

Sanderson siempre consigue hacerme disfrutar aunque no siempre me enamore. Pero con Brazales de duelo me ha fascinado más de lo que esperaba, con una nueva luz sobre la feruquimia. Qué más voy a deciros, si no habéis leído la trilogía de nacidos de la bruma os la recomiendo mucho y habéis leído solo la primera trilogía poneos con la segunda, porque de momento va muy bien.

Mención especial: A través de la arena – Laura Morán Iglesias

¡Mi primera autopublicada de la lista! Laura es un amor y como no podía ser menos, sus protagonistas Dins y Nuage son rollitos de canela a los que hay que proteger a toda costa. A través de la arena es una historia juvenil hecha con mucho cariño y me parece un regalo maravilloso para chiques de entre 10 y veintipico años. El hopepunk que enarbola es bien, porque no se es más maduro y adulto solo por meter oscuridad y violaciones en tus historias. Además, para que pueda surgir la luz y la esperanza, es necesario que nazca en un mundo duro y oscuro.

¡Arriba el hopepunk!

Ahora ya sí, ¡los diez libros que más me han gustado este 2017!

10. La última primavera – Concepción Perea

El final de La corte de los espejos no se ha hecho mucho de rogar y ha dado un final a una historia que para mí es una de las mejores obras de fantasía escritas en español. Concha escribe muy bien, y hace unos personajes muy reales, realistas, originales y diferentes a lo que se suele ver.

Aunque me gustó mucho más el primer libro, la experiencia conjunta ha sido muy disfrutable, y aunque opino que la saga podría haber sido mejor (me dejó con el listón muy alto con los primeros compases de La corte de los espejos), recomiendo esta saga a la gente a la que le guste la fantasía, porque es una experiencia refrescante y distinta de la típica fantasía medieval.

Los personajes son geniales y realistas, y a mí con eso se me gana con todos los peros.

9. Hijas de Lilith – Rafa de la Rosa

¡Otro autopublicado, y este muy recientito! Hijas de Lilith es una novela juvenil/Young Adult de fantasía oscura, brujas y mucha sangre. Su única intención evidente es entretener, y la otra intención oculta es representación de la diversidad humana, y os digo que consigue hacer las dos cosas sin pestañear. No es una autora para el regala autoras, pero seguro que si conoces a alguien a quien le guste la fantasía oscura y urbana ya sabes a quién podrías regalarle este libro para luego que te lo dejen y leerlo tú.

¡No es de persona egoísta si se lo regalas a alguien a quien le va a gustar! (Primo, léete Guardias, guardias para que me lo puedas dejar de una vez!)

También puedes comprártelo para ti. Eso ya como veas.

8. La armadura de la luz – Javier Miró

Con Javier Miró me llevé la misma sorpresa que se debió llevar él con mi libro. Ambos nos esperábamos algo mucho peor que lo que nos encontramos al final. Yo esperaba una novela de aventuras clasicota y con los mismos tropos de siempre, sin relaciones interesantes entre personajes que son algo más que un recorte en cartón-piedra. Y menos mal que no recibí eso. La armadura de la luz es una historia muy interesante y fresca, y la relación (¡relación de amistad y compañerismo, encima!) entre Iviqi y Jax es de las más tiernas que he leído este año. Aparte la novela está llena de cosas chachis como armaduras todopoderosas, pistolas de magma, amazonas que solo quieren pasárselo bien, un battle royale… ¡Muchas facciones quieren hacerse con la armadura de la luz!, pero ¿cuál se la llevará?

7. Rojo y oro – Iria G. Parente y Selene M. Pascual

Hacemos doblete de amazonas. Rojo y oro es una historia de fantasía con inspiración mitológica, basada en el panteón griego y con el toque único de Seliria. Una novela juvenil dura pero a la vez bonita, y la que más me ha gustado de lo que he leído de ellas. Lo que más me gusta de Seliria es que no tienen miedo a trastocar las cosas. El giro que hay cerca de la mitad de Rojo y oro es fuertísimo y de verdad os digo que “las cosas no volverán a ser como antes” es algo que se cumple pero a lo grande. Y no hay tanta gente capaz de hacer eso en sus historias.

Además, Iria y Selene son de las mejores influencias que está teniendo la literatura juvenil en temas sociales, así que yo las regalaría sin duda. Yo me leí Rojo y oro del tirón, y a estas alturas de mi vida hay poca gente capaz de que yo haga eso y no quiera soltar el libro hasta que termine.

6. El cuento de la criada – Margaret Atwood

Ok, os voy a ser sincero: No he disfrutado en absoluto de El cuento de la criada. Aunque claro, es que esa es la idea. Es una novela angustiosa e insidiosa que te muestra el horror del que son capaces los hombres dadas las condiciones apropiadas, y que es mucho más actual de lo que debería teniendo en cuenta que hace casi medio siglo que se escribió.

Este no es un libro que todo el mundo vaya a disfrutar leer. Pero me parece una lectura muy necesaria.

5. El mapa del tiempo – Félix J. Palma

MALDITO FÉLIX JOTA PALMA.

Otro día tenemos el debate de si El mapa del tiempo es fantasía, cifi, steampunk o ninguna de las anteriores, pero de momento este es uno de los mejores narradores que vais a encontrar. Si os creéis gente lista, echadle este duelo de ingenio a Félix J. Palma a ver quién acaba con la cabeza boca abajo.

El autor es capaz de anticiparse totalmente a lo que piensas y durante la novela no hace otra cosa que jugar contigo. Eso sí, mientras te da una historia muy interesante, graciosa, bonita y narrada con una preciosidad que ya querrían los escritores barrocos. Un libro un poco denso de leer, pero que es a la vez tres libros en uno, tres historias interconectadas. Además hay un montón de referencias victorianas, ¿qué más se le puede pedir?

4. 36 – Nieves Delgado

LEED 36.

Nieves es una autoraza. Para mí, 36 es el mejor libro de todo el catálogo de Editorial Cerbero, y no solo tiene cosas muy chachis como inteligencias artificiales que aparecen por singularidad, sino que además hace una crítica importantísima sobre las cuestiones de género. Es una lectura muy cortita y barata, y no a todo el mundo le gusta esta clase de ciencia ficción, pero qué le voy a hacer, si a mí me enamoran la inteligencia artificial y las cuestiones de género, si además me haces pensar y me lo envuelves todo en una narrativa buena…

LEED 36, LEÑE. Regalad 36 a vuestros seres queridos. Que ahora en la segunda edición han metido algo nuevo al final y si no lo habéis leído todavía, como yo, solo tenéis que regalarlo a otras personas (PARA LUEGO ROBÁRSELO).

3. Las naves de la magia – Las naves de la locura – Robin Hobb

PERO YO POR QUÉ NO HE LEÍDO ANTES A ROBIN HOBB.

Ah, sí, que lo único que encontraba era su trilogía del bufón a más dinero del que podía permitirme.

Da igual, ahora que está saliendo todo en edición de bolsillo, Leed a Robin Hobb. Las naves de la magia me encanta porque le da vida y personalidad y protagonismo a algo que en otras novelas sería un añadido fantástico más: La nave Vivacia, al igual que otras naos redivivas (barcos vivientes) tienen vida, personalidad y son personajes de pleno derecho con sus opiniones, sus miedos y sus esperanzas. Y yo ya con eso estoy ganado.Las naves de la locura Robin Hobb

Pero es que además me metes una historia de piratería muy bien hecha, con sus tonos de grises, y a tantos personajes cuestionables que se entrecruzan y hacen lo que tienen que hacer para conseguir sus propios objetivos… Mirad, esta es una obra buenísima, y estoy deseando leer la tercera parte para saber cómo narices acaba la cosa. En cuanto alivie un poco el peso de la pila de pendientes, intentaré conseguir la trilogía del vatídico y luego la del bufón, porque Hobb escribe muy bien y sus historias son muy interesantes. Sus personajes son la leche y escribe de una forma única, con una perspectiva muy humanista hasta en las cosas que no son humanas.

2. Vencer al dragón – Barbara Hambly

Dios, ¿qué puedo decir de Vencer al dragón? Barbara Hambly ha conseguido una historia muy parecida a las de su época pero al mismo tiempo totalmente diferente. Dándole la vuelta a viejos clichés (la bruja, el dragón codicioso, el matadragones) ha conseguido crear algo que se sintió radical en su época y que sigue sintiéndose fresco treinta años después. Una fantasía medieval como pocas veces habrás leído, hogareña, sincera y con temas que siguen estando vigentes en la actualidad.

Qué bueno es Vencer al dragón, maldita sea. Es una pena que este libro haya estado escondido al fondo de los catálogos y que haya hecho falta poner “El libro que inspiró a Brandon Sanderson” en la portada para que por fin tenga el lugar que merece en las estanterías. Ojalá le llegue mucha más gloria y traigan el resto de libros de la saga a nuestro idioma, o algunas de sus mejores obras, de las decenas que tiene.

1. La compañía amable (Por una amiga – Solo una gota – La marca del hechicero – Doce días en el Falura – La daga y la rosa) – Rocío Vega

¿Sabéis todas esas cosas que odiáis de un género concreto? Esas que has visto repetidas durante mucho tiempo y que estás hasta las narices de leer una y otra vez.

Rocío ha conseguido que me aficione a las historias de grupos de aventureros con su compañía amable. Y no solo es que evita todas las cosas que odio en la fantasía aventurera, también hace muy bien todas esas cosas que amo en la ficción (personajes complejos y con un desarrollo, relaciones muy interesantes y poco habituales entre personajes, moralidad cuestionable, una prosa impecable y que sabe lo que está haciendo).

Los relatos de la compañía amable van saliendo, normalmente cada mes, en el Patreon de Rocío Vega, en el cual puedes leer tooodos los relatos ya publicados y todos los que vayan saliendo por un euro al mes. Cada uno de estos relatos bien vale tres euros en digital, que puedas leer estos seis relatos (y todos los que vayan saliendo) por un precio ridículo es ya la guinda del pastel.

la daga y la rosa rocio vega.png

Y es que la compañía amable es GENIAL. En serio, da un gusto coger cualquiera de ellos… No importa de qué vaya el relato, ya sea de una clériga y una mercenaria ya vetustas armándola como en los viejos tiempos, como una travesía intimista entre dos personas perdidas en la vida, o la nueva entrada de una poderosa pero insegura hechicera en un grupo ya formado… sé que, me eche lo que me eche, Rocío no me decepciona.

No es solo que disfrute muchísimo con sus relatos, es que también están muy bien escritos. Ya había leído otras cosas suyas (Horizonte Rojo vol1 y su relato en la antología de cambiaformas de café con leche) y sabía que Rocío sabe lo que se hace, pero es que la compañía amable es una pequeña joya independiente en cada relato, que se sostiene bien por sí sola pero que empieza a tejer un mundo y unos personajes que espero que veamos a lo grande en algún momento no muy lejano.


Así que así acaba mi año de lecturas. 38 de 30 libros que me había propuesto leer. El año que viene, 35.

Mi propósito el año que viene es leer más gente lgbt+ (especialmente trans y no binaria), gente racializada, y sobre todo gente autopublicada, porque hay joyas esperando a ser leídas por las que las editoriales tradicionales no dan ni un duro en la mayoría de los casos.

Y realmente no las necesitan, ni nosotres las necesitamos para descubrirles. Solo hay que buscar y leer más en los círculos apropiados.

 

Ahora es vuestro turno. ¿Cuál ha sido vuestra mejor lectura este año? ¿Qué autora regalarías?

Espero que tengáis un 2018 lleno de lecturas maravillosas.

10 respuestas a “Los 10 libros que más he disfrutado en 2017

  1. Alberto Mrteh 29 diciembre, 2017 / 6:39 am

    Confieso que estoy alejadísimo del cincuenta por ciento de autoras… Tendré que intentar corregirlo en el año entrante.
    Lo que más me ha gustado ha sido «Los chivos» de Dris Chraibi.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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  2. Ragnar 3 enero, 2018 / 6:27 pm

    Considero un error tu premisa de que la idoneidad de un libro se mide en función de quien lo publique. Que un autor pertenezca a una minoría étnica o social (o que por el contrario sea del grupo mayoritario) significa necesariamente que sea mejor escritor o que lo que escriba sea interesante. Aparte de eso, echaré un vistazo a los libros que recomiendas y daré una opinión más extensa.

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    • GuilleJiCan 4 enero, 2018 / 10:11 am

      Lo mismo se puede decir a la inversa, no por ser los libros de las mayorías van a ser mejores o siquiera interesantes. Pero las personas de minorías han tenido experiencias distintas a las de las mayorías y esa perspectiva no la vas a encontrar si no te fijas en a quién estás leyendo, porque cuando tú no filtras la condición de los autores, las editoriales y librerías lo hacen por ti. Y al final miras tu estantería y ves que casi todos los libros que has comprado «sin mirar» están escritos, casualmente, por hombres blancos heterosexuales.
      En cualquier caso, no es cierto eso de que «que un autor pertenezca a una minoría étnica o social no significa que lo que escriba sea interesante», ya que su experiencia personal o sus influencias culturales, distintas de las de la mayoría, ya son una fuente de interés. No todas serán buenas, pero como mínimo serán distintas.

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      • Ragnar 4 enero, 2018 / 12:27 pm

        Creo haber mencionado en mi post anterior tu primer punto y con el que estoy de acuerdo: el argumento vale en ambas direcciones. Un libro escrito por alguien del grupo mayoritario tampoco tiene por qué ser mas interesante que uno del grupo minoritario.

        Sobre lo del filtrado editorial, creo que es mas una cuestión de política de empresa (lo de la mayoría vende mas, y lo que les interesa al 99% de los editores es vender cuanto mas mejor) que no a que haya una enorme conspiración para impedir que los textos de las minorías lleguen a las librerías. En parte por eso ahora lo que mas promocionan las editoriales grandes son refritos de las mismas historias, levemente retocados para que parezca que son algo diferente (Todos esos imitadores de Dan Brown, Ken Follett y E.L.James).

        Personalmente últimamente lo que mas encuentro en las librerías son obras escritas por mujeres blancas cuya sexualidad ignoro (Me refiero a que no hablan de ella), pero supongo que eso es cuestión de la época, el lugar y la librería a la que vayas a mirar, así que no es un dato definitivo.

        Sobre lo de la literatura de minorías, es cierto que probablemente los puntos de vista serán diferentes. Yo lo que criticaría de la política editorial hacia las minorías es que parece que lo están convirtiendo en un género de «literatura de ghetto».

        Me refiero en el sentido de que aparentemente solo se promocionan las obras «de ghetto», cuya trama y lectura entre lineas se puede resumir en «putos hombres blancos de mierda, todo lo que va mal en el mundo es culpa vuestra y de nadie mas, ah que a gusto estaríamos todos si no existierais o si os convirtieramos en la clase mas baja, maldito privilegio blanco que nunca explicamos porque es tan evidente que existe que no necesitamos ni detallarlo».

        Y al final da la impresión de que todas las obras de grupos minoritarios no son mas que alegatos victimistas contra el racismo, disfrazados con una trama de lo que sea para hacerlo mas digerible. Por no entrar en la manía de ciertos autores de insistir en convertirlo TODO en una cuestión racial, incluso en países donde apenas hay minorías étnicas. (Si te ofende y eres de una minoría étnica entonces es racismo, parece ser la norma)

        Es decir, lo que planteo es si existe variedad de géneros en la literatura escrita por grupos minoritarios mas allá de lo que proponen las editoriales grandes, que es esencialmente literatura panfletaria, tanto de grupos mayoritarios como minoritarios. Si hay por ejemplo fantasía escrita por minorías, o literatura policiaca, o cualquier otro género mas allá del ensayo (sobre cuestiones político-raciales, of course) o el panfleto político apenas disimulado.

        Parece que haya únicamente estos «géneros», a falta de otra palabra:
        -Literatura afroamericana: Racismo, opresión, que malos que son los blancos. Panfletarismo puro.
        -Literatura escrita por mujeres: O bien romanticona, o género Gray, o bien que malos que son los hombres, especialmente los blancos, en cuanto puedan nos van a convertir en Arabia Saudita 2.0. Estos últimos caen en el panfletarismo mas radical.

        Anotar que he visto también muchos libros escritos por mujeres que no encajaban en estas categorías, pero no se tienden a promocionar tanto como los arriba descritos.

        -Literatura escrita por LGTB-las-letras-que-falten: El centro de la historia es describir la sexualidad con todo lujo de detalles, a pesar de que en la librería te lo vendan como una historia de otro género.
        -Literatura escrita por judíos: Holocausto, mas Holocausto, ¿he mencionado ya niño en el Holocausto?

        Si me he comido a alguna minoría lo siento, pero de momento no he encontrado mas información.

        Por ejemplo, últimamente estoy leyendo «La Quinta Estación». Solo he leido la cuarta parte del libro, de modo que sin duda me he perdido un montón de cosas, pero de momento parece mas bien un alegato antirracista (Oh pobrecitos orogenes como sufren a manos del Fulcro y de la gente -que lo hacen-) con una trama de fantasía para hacerlo mas digerible.

        También hay un libro llamado «La Tribu Perdida»… cuya conclusión final personalmente no me gustó, pero que era una interesante versión israelita de Dan Brown. Espero que mejor informada que Dan Brown. Lo menciono como ejemplo de literatura escrita por judíos que no se centra en el holocausto (me sorprendió agradablemente ver eso).

        Sobre la literatura LGTB, mencionaría la saga Luna, de Ian McDonald. Primero, no hagas ni puto caso a la mención a que es «Juego de Tronos en el espacio», porque es una mentira flagrante. Segundo y lo que seguramente te interesará: hay personajes LGTB, muchos, y es tratado como algo que simplemente esta ahí, y que nadie se plantea «oye, igual esto es raro». Creo que es la primera obra que leo que sale gente LGTB y la trama no acaba girando en torno a su sexualidad sin ningún motivo, sino que se trata de personajes que casualmente viven su sexualidad de forma no convencional.

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      • GuilleJiCan 4 enero, 2018 / 5:36 pm

        No hay grandes conspiraciones, solo pequeños sesgos, pequeñas ayudas a unos grupos y rechazo ligero a otros. Por eso es violencia estructural: No hay un rechazo directo, sino pequeños roces en todas partes, dificultades que ni siquiera surgen específicamente por eso (no creo que la mayoría de editoriales lo hagan a propósito por esa razón) pero que surgen de eso (que crean que los autores venden más que las autoras, o que la gente no lo comprará si ve que viene de una autora). Esas pequeñas cosas suman y suman, y cuando se acumulan se vuelven bastante graves.
        Esto también se ve en los problemas que tú acusas: que se esté convirtiendo en literatura de ghetto es precisamente porque las editoriales piensan que esa gente de esa minoría solo puede hablar de eso (y si no lo hacen, lo ven como un punto negativo) y/o que a la gente solo le interesará la obra de una persona de esa minoría si habla de cosas específicas de esa minoría. Para que deje de popularizarse solo la literatura de ghetto hace falta volumen: más autoras, más gente de color, más gente de otras religiones, más gente lgbt+. más gente discapacitada. Que se permitan y publiquen las obras en las que los personajes normativos ni siquiera aparezcan. Por ahora, lo que está tolerado en lo mainstream es la existencia de uno o dos personajes de minorías, por lo que sus interacciones siempre se reducirán a eso. Cuando todos los personajes de tu universo son personajes son de color, por poner un ejemplo, no hay apología antirracista (la cual no tiene nada de malo). Lo mismo con cualquier otra minoría. Por ejemplo tienes la trilogía de Ann Leckie, en la que las Raadchais (la cultura imperante en su universo) son todas mujeres independientemente de sus genitales y en su grandísima mayoría son gente de color. En sus novelas no recuerdo comentario apologético alguno sobre racismo (aunque sí sobre lucha de clases) ni tampoco sobre sexismo ni género (aunque tengas la coña de que la protagonista, por ser una IA Raadchai, es incapaz de distinguir géneros de otras culturas).
        Respecto a lo de la literatura panfletaria o literatura política, no hay literatura exenta de política. Lo que tú consideres como normal en tu historia es política. Que todo el mundo sea joven, bello, hetero, blanco y sin discapacidades ni enfermedades mentales, pinta que eso es la normalidad y el resto es lo que se sale de lo normal. De la misma manera, que las minorías sean tratadas en base a su condición en vez de como personas independientemente de su condición, es también política. Una obra no es nada, pero cuando son miles y miles de obras, siempre iguales y sin contraejemplos, eso moldea la cultura.
        Siempre habrá gente resentida con los grupos mayoritarios, y con razón. En muchos casos les hacen la vida imposible, si no los matan directamente debido a su condición (cualquier muerte que no se habría dado de haber sido la víctima un hombre blanco cisheterosexual es consecuencia directa de las opresiones). Es lógico y comprensible que muestren ese resentimiento en sus historias, que dejen salir su rabia. Pero por lo general no suele ser así. La mayoría de las veces estas historias intentan que se vea la realidad que reflejan, o piden sencillamente que les traten de manera igualitaria.
        Que sientas que solo existen esos tipos de literatura es muestra de que hacen falta más cantidad de obras de esos colectivos. Es también la razón por la que se suelen hacer este tipo de retos de leer más de gente tal o cual: Cuando solo lees historias de mujeres, o historias de gente de color, acabas viendo todo el espectro. Cuando has leído libros de tres personas de color nada más, esos tres son los que te parecerán representativos, pero hay muchos más. También es cuestión de la promoción y la venta, pero como consumidores podemos exigir más diversidad. Comprando diversidad, pidiendo traducciones, recomendando, etc. Al final las editoriales a las que no les importa hacer su parte en esta lucha contra las opresiones se mueven por el dinero y lo utilizan como excusa, así que es lo que hay que usar contra ellos.
        También una última cosa, cuando se introducen personajes de minorías de la manera que tú dices (como en Luna), se deshechan porque se dice que «es panfletismo político» y que «¿pero si no lo pide la historia, para qué?» por lo que al final, para que llegue por los canales tradicionales una historia protagonizada por personas LGBT+ (por ejemplo) sin que la derriben, esa historia tiene que hablar sobre ser LGBT+. Y ya ni hablemos de gente que pertenece a más de una minoría. Si es poco habitual una historia con protagonista lgbt, de color, o discapacitada, imagina una que sea todas esas cosas a la vez. Volvemos a lo mismo, si se incluye diversidad sin que sea relevante para la historia, se considera panfletismo o irrelevante y por tanto sería mejor sustituirlo por alguien «más normal».
        Son muchas cosas. Imagino que este año empezaré a hablar de ellas más a menudo.

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  3. Ragnar 5 enero, 2018 / 12:47 pm

    Rowling comentaba precisamente algo parecido a lo que describes de la “violencia estructural”.
    De hecho, culpó a su editor inglés de cosas como publicar firmando solo con sus iniciales (aparentemente, el editor inglés creía que el libro no se vendería si lo firmaba con su nombre completo), y de recortar detalles supuestamente cruciales para entender la historia (cuando la gente empezó a extrañarse porque uno de los secundarios fuese negro en la película, Rowling dijo que el editor inglés le obligó a recortar la parte en la que se describía que ese secundario era negro). Asumiendo que todo eso sea cierto (algo que personalmente dudo), sinceramente no entiendo como aceptó publicar el libro con semejantes recortes. Personalmente, mi opinión sobre Rowling y su manía de invalidar los libros twitteando lo primero que le viene a la cabeza (y diciendo que, en un conflicto entre los libros y los tweets, lo que vale son los tweets aunque se contradigan) me hace pensar que simplemente ha cargado en el editor inglés la responsabilidad por lo que ahora pretende que son defectos de su obra. (Todo ese lio que se montó cuando le dio por decir que Hermione siempre había sido negra desde el principio y que quien no estuviera de acuerdo estaba declarándose fascista y racista)
    Lo que dices de las “muertes que no habrían ocurrido de haberse tratado de un hombre blanco cisgenero” me ha hecho recordar una serie llamada Cold Case. No sé cual de las temporadas era, pero debía ser de las modernas; el caso es que estuvieron una temporada completa en la que todos los casos iban sobre negros asesinados en Filadelfia entre 1950 y 1971 única y exclusivamente por el hecho de que eran negros.
    Quiero decir que prácticamente no había ningún otro motivo: nunca sacaron el caso de un negro matando a otro negro, ni que matasen a la victima negra por cualquier otro de los motivos habituales (sexo, deudas, discrepancias políticas, víctima de un asesino en serie, conflictos laborales, novatadas universitaris) que si se daban en las victimas de todas las demás razas. No; siempre era un blanco, o un grupo de blancos (nunca sacaban a un negro asesinado por un asiático, o por un latino, o por otro negro), que decían “No me gusta la cara de este negro, matémosle”.
    Y claro, ese tipo de exageración puede llevar al efecto contrario. Imagino que la intención de los guionistas era denunciar el racismo existente en Estados Unidos, pero la impresión que da es que simplemente están exagerando para victimizar más a los negros.
    Sobre lo de la literatura panfletaria… No se… ¿no es un poco exagerado eso de “todo lo que pones es política”? Me hace pensar un poco en el complejo ese del alemán antinazi: esa idea de que, si escribes una novela ambientada en el Berlín de la Segunda Guerra Mundial cuyo protagonista sea un alemán, dicho alemán debe obligatoriamente: A) Espiar para los Aliados por motivos en su mayoría incoherentes, B) Odiar el régimen nazi con todas sus fuerzas por motivos como mínimo pueriles en el 99% de los casos, C) Conspirar contra el esfuerzo bélico nazi, D) Colaborar en esconder a los judíos, o una combinación de todo lo anterior… porque poner un alemán no opositor equivale a que el autor se declare partidario del nazismo. No sé, me parece poco realista y más politizado que toda representación realista de alemanes de la época hablando bien del Gobierno…
    Quizá sea que estoy quemado de ver “novelas históricas” en las que el autor se empeña en forzar puntos de vista del siglo XXI en personajes que evidentemente no pudieron pensar de esa manera por complejas razones socioculturales que se pueden resumir en “Dos tercios de los conceptos que manejamos en el siglo XXI no existían antes de 1945 joder”. Historias cuyo contenido es extremadamente panfletario y para colmo se presenta como “la reconstrucción mas realista de lo que realmente ocurrió”.
    No hay más que leer por ejemplo Una Columna de Fuego, la última obra perpetrada por Ken Follet, para que veas a que me refiero: es una historia absolutamente unilateral que presenta a los buenos protestantes del siglo XXI (en serio, realmente parecen viajeros del tiempo que hayan aterrizado en la época isabelina) enfrentados a la infinita opresión ejercida por los mil veces malignos católicos, fanáticos ultraconservadores y reaccionarios cuya única ocupación es imponer a sangre y fuego una religión en la que ni ellos creen, los muy hipócritas.
    Lo que quiero decir es que si esa idea de “lo que pongas en la historia es política” significa que en el género histórico o realista debo forzar mis propios puntos de vista en entornos donde no se dan las condiciones para que prendan, no estoy de acuerdo. Si pretendes hacer novela histórica realista (léase sin cambiar las condiciones históricas), lo suyo es investigar un poco y reflejar el periodo “como ocurrió”, no “como a mí me gustaría que hubiese ocurrido”. Lo contrario es caer en la dramatización histórica, algo no demasiado diferente a esas series plagadas de anacronismos que tanto gustan en Estados Unidos.
    Aunque supongo que tú hablabas de entornos más fantasiosos, donde el único límite es lo que tú decidas y lo que marquen las leyes de la física que hayas escogido.

    Mi queja no es contra la apología antirracista en si, sino contra que se coma toda la trama de una historia que me vendieron como de otro género. Que es algo que me suele pasar a menudo y lo que me lleva a concluir lo que expliqué arriba sobre literatura de ghetto. Pongamos que un autor decide escribir una saga policiaca protagonizada por un detective, que casualmente es gay.
    De acuerdo; si me vendes eso como una novela policiaca, y lo llevas como una novela policiaca, probablemente lo único que critique sean los fallos de la trama policial. (Espera, eso ya existe; en la serie Blindspot, la jefa de los protagonistas era una mujer negra y lesbiana, directiva del FBI, pero lo verdaderamente importante para la trama era su papel como jefa de los protagonistas, su sexualidad y raza eran solo partes de su personaje, no el eje de su personaje).
    Pero si lo que empieza como una novela policiaca acaba convirtiéndose en una diatriba en la que el caso con el que supuestamente arranca la novela pasa a segundo plano o directamente desaparece, porque lo verdaderamente importante es vomitar bilis acerca de lo asquerosamente homófoba que es la sociedad por [insértense argumentos en su mayoría pobres de contenido], y lo correcto es declararse públicamente como homosexual, progresista y de izquierdas, aunque sea mentira, porque de lo contrario eres un fascista homófobo reaccionario que odia la diversidad y la libertad… pues muy bien no me va a parecer.
    Y no por ser un “fascista homófobo reaccionario”, que es lo que me dirá demasiada gente que se autodenomina “progre”, sino por el detalle de que yo quería una novela policiaca y no leer una diatriba acerca de por qué soy lo peor de la raza humana. Si quisiera eso, habría cogido desde el principio un libro de Michael Moore.
    Lo de la lucha de clases… bueno, ahora hay mucha gente que emplea un concepto llamado “transversalidad” como excusa para meterlo todo en el mismo saco, de modo que si por ejemplo rebates sus argumentos acerca de la lucha de clases, te saltan a como está relacionada con la raza, y cuando les señalas que según sus propios ideales las razas no existen, entonces se desvían al conflicto entre izquierda y derecha o lo muy desfasado que está eso. Y así hasta el infinito, pero eso si, luego eres tu el que se pone a sacar temas para desviar la cuestión de lo verdaderamente importante: “no piensas como yo, eres un fascista”.
    (¿Soy el único que ve contradicción en afirmar al mismo tiempo “Solo hay una raza, la humana” y “Hay que empoderar a las diferentes razas y formar una alianza para hacer frente a la opresión blanca”?).
    Probablemente se necesita más volumen, pero aparte de más volumen, incidiría en variedad de temas por parte de los autores minoritarios. Que no se toquen solo los temas “de ghetto”, sino que se atrevan con mas géneros. En principio ya superamos la época en la que se pensaba que una mujer solo podía escribir la lista de la compra (otra cosa es el tema de la difusión). Historias tipo “yo vine en patera” (título genérico, no pretende representar ningún libro real) pueden ser muy interesantes si se escriben bien, pero no se trata de caer en el error de lo mainstream y limitar la aportación de los autores minoritarios a escribir veinte versiones diferentes de “yo vine en patera” (Igual que lo mainstream es hacer 20 versiones diferentes de 50 Sombras de Gray). Y no es algo que le pida solo a los autores minoritarios, sino a todos en general. ¡DEJAD DE COPIAROS UNOS A OTROS JODER!
    Admito que al principio me sorprendió un poco la forma de reflejarlo en Luna, más que nada por la falta de costumbre (por regla general cuando un personaje es gay, aparece al menos un capítulo dedicado exclusivamente a hablar de su sexualidad), pero no tardé en comprender que esa es la mejor manera. De hecho, mi principal crítica al libro no es esta, sino el detalle de que el autor abusa de términos en idiomas extranjeros. Términos que para colmo en muchos casos designan conceptos estoterico-mítico-religiosos de difícil comprensión incluso para los miembros de su cultura de origen.
    Si quieres que algo sea percibido como normal, lo suyo es reflejar que los personajes lo perciben como normal, en lugar de andar llamando constantemente la atención sobre el tema. Ya sabemos que Fulano es bi, pero no nos interesa por eso, sino porque se supone que es la versión local de Michael Corleone y la historia va de intrigas político-empresariales.
    O más adelante, cuando se menciona que uno de los clanes familiares que controlan la Luna son “ghaneses” (En Luna el concepto de nacionalidad es muy relativo, pues en el 100% de los clanes lunares, el único que realmente tiene derecho al gentilicio es el fundador del clan y todos sus descendientes han nacido en la Luna. Lo cual no les impide emplear la nacionalidad del otro como una especie de insulto o adjetivo peyorativo), y ellos mismos se encargan de comentar lo extraño que les parecía a los demás al principio (“¿Ghaneses en la Luna? ¿Pero que se han creído?”). Tiene sentido si recordamos que desde el principio se establece que en la Luna se acepta a cualquiera que sea capaz de pagarse el billete, sin hacer más preguntas, lo cual incluye a gente de toda clase y condición, de modo que no se trata simplemente de meterlos para que haya diversidad forzada, sino que hay una buena explicación a su presencia. De todos modos, su aportación a la trama no viene marcada por ser ghaneses, sino por su posición en el organigrama empresarial y comercial lunar.
    (Tengo la sospecha de que lo he estropeado al ampliar la explicación, pero bueno).

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    • GuilleJiCan 5 enero, 2018 / 7:02 pm

      Dices que no se puede poner a un alemán en la SGM que no sea anti-nazi o si no pensarán que eres fascista. Eso depende del público y del tono, en las novelas que se presuponen adultas (su público es adulto y sabe aplicar su propio filtro a lo que lee) se puede reflejar la realidad aunque sea cruda, o en este ejemplo concreto, poner al alemán nazi como héroe de la historia.
      Una muestra de esto (en histórica, además) lo tienes en El color del silencio, de Elia Barceló. El protagonista masculino es uno de los hombres que hizo subir al poder a Franco y nos lo presentan como bueno, cariñoso, familiar y protector, con valores e íntegro. Refleja una realidad sin ensalzar el franquismo. De la misma forma tienes a Humbert Humbert en Lolita, un acosador pedófilo que bajo su propia lente es una buena persona sin culpa, pero Nabokov tiene la esperanza que la gente con su propio prisma pueda ver cómo es Humbert incluso a través de su propia perspectiva. Al ser en primera persona, ensalzar la pedofilia es un reflejo de la realidad, y el autor espera que la gente adulta sepa ver la diferencia.
      Pero bueno, al final la gente lee lo que quiere leer y ve Lolita como una novela romántica y la pedofilia del protagonista como algo bonito. En fin.
      Esto entra dentro de lo que dije de que «todo lo que escribes es política». Todo lo que ocurre en la historia es un reflejo, e incluso puede ser un reflejo oscuro de la época. Que tu decidas reflejar de manera «realista» (pues al final por mucha documentación que tengas, la conducta humana del pasado es pura especulación) unas cosas en vez de otras también es política. Por ejemplo, una cosa que se dice mucho de la novela «medieval» es que el medievo era machista, injusto, y había violaciones, y que lo incluyen por realismo. Pero los personajes no enferman ni mueren jóvenes, sus protagonistas campesinos saben leer, no ves gente de otras culturas y religiones, y otro largo etc. Al final nada es vital para las historias, y los argumentos se pueden cambiar. Lo que decides poner en el papel no es algo que te pida la historia, es una decisión personal y tiene detrás a quien la escribe.

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  4. Ragnar 8 enero, 2018 / 11:57 am

    Entonces, ¿Como calificarías lo que hace Ken Follet? Si partimos de que «vende» que lo que hace es contar la historia como ocurrió, con pretensiones de que es la reconstrucción mas realista que existe, pero luego vemos que es claramente partidista, ¿debemos entender que lo hace por razones políticas o simplemente para vender?

    Porque según tu razonamiento de «todo lo que escribes es política», debemos concluir que por ejemplo, cuando Dan Brown describió a la Logia Masónica de la manera mas elogiosa posible (según el, era simplemente un grupo de viejecitos inofensivos cuyo único «delito» es rezar a Dios de una manera ligeramente diferente a la del resto de la cristiandad, por supuesto pasando de puntillas por detalles mencionados explicitamente, como que todos los cargos masones «casualmente» eran altos cargos del Gobierno de Estados Unidos, o el hecho de que los masones ayudan a Langdon a esquivar a las autoridades y violar leyes federales por la única razón de que sabe hacer el apretón de manos masón), lo hizo por razones políticas muy concretas, y no simplemente porque «es lo que vende», ¿cierto?

    O cuando Ken Follett reescribe la historia a su antojo, pintando la época isabelina como un conflicto absolutamente unilateral entre los malvadísimos católicos oprimiendo sin ninguna razón o por razones puramente hipócritas a unos protestantes supertolerantes, feministas y antiesclavistas que parecen fugados del siglo XXI y encarnan el colmo de la perfección ideológica y moral. Algo que evidentemente es una mentira, simplemente porque en ningún grupo existente se ha dado algo semejante: no importa la ideología, el lugar ni el tiempo, todo grupo cuenta con un puñado de idiotas extremistas que afirman hablar en nombre de todos.

    O lo que perpetró en El Umbral de la Eternidad, dando la impresión de que en el siglo XX no ocurrió nada fuera de la Guerra Fría y las «marchas por los derechos civiles» en Estados Unidos. Supongo que si yo dijera que Follet ignoró a China por puro racismo sería considerado una exageración, a pesar de que efectivamente es lo que ocurre (En todo el libro no se menciona a China ni una sola vez, a pesar de que es el periodo en el que pasa de ser un país feudal a convertirse en una potencia global; lo de que Follet ignora a China por racismo es una teoría mia, no he encontrado pruebas).

    O detalles como que lo único que nos cuenta de Gran Bretaña en la Guerra Fría es que la policía británica aparentemente no tenía nada mejor que hacer que perseguir a los homosexuales con métodos mas propios de la Gestapo. ¿Que pasa con la independencia de la India, Thatcher, la Guerra de las Malvinas, la Comunidad Europea, no se, ALGO MÁS que la persecución a los homosexuales?

    Vale que quieras hablar del tema, y teniendo en cuenta que es la primera novela del periodo que veo que lo menciona, hasta está bien porque es mas original y refleja una realidad que por regla general no se incluye en la novela histórica. Pero tampoco se trata de dar la impresión de que eso es LO ÚNICO que ha ocurrido.

    O detalles como que aparentemente en El Umbral de la Eternidad todo el maldito mundo, incluso los soviéticos, odia el comunismo con todas sus fuerzas y dividen sus prioridades en: 1) Destruir el régimen desde dentro, 2) Emigrar a Estados Unidos porque «allí se vive mejor» o 3) Sacar el mayor provecho. Ocurre lo mismo que en Una Columna de Fuego con el catolicismo: nadie se lo cree, todos los «creyentes» son asquerosamente malvados y solo lo fingen de cara a la galería y lo emplean como excusa para satisfacer sus pulsiones mas bajas. Si alguno es «bueno», rapidamente se percata de su error y reniega del comunismo/catolicismo para abrazar la idea/religión diametralmente opuesta.

    Lolita aún no me lo he leido, pero lo que describes no me extrañaría. La gente tiende a empatizar con el protagonista y su punto de vista, incluso en casos en que el protagonista es evidentemente amoral (toda esa gente a la que le caen bien Kvothe o los Lannister) solo porque es el protagonista. Es la falacia de que el protagonista debe caernos bien porque para eso lo es, falacia sostenida por muchos escritores (Rowling regañando a un fan que le dijo que su personaje favorito era Draco, porque según ella «Draco es malvado, no puede caerte bien»)

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    • GuilleJiCan 9 enero, 2018 / 11:59 pm

      «¿debemos entender que lo hace por razones políticas o simplemente para vender?». Pueden ser las dos cosas conscientemente, o inconscientemente alguna, o ninguna. Por lo que describes, es posible que Ken Follet haya escrito estas cosas con una intención política.
      Pero no confundamos la intención política con algo inherentemente malo o bueno: la escritura es una herramienta, la escritura política igual. Lo importante es cómo y para qué la usas.
      A mí me importa la intención, pero a menos que lo oiga de la persona que lo ha escrito, prefiero fijarme en lo que se ve en la obra, lo cual es inamovible y no te puede mentir. Un ejemplo sería Rowling. Da igual que ella diga cosas como que Dumbledore siempre ha sido gay si eso no se ve en la obra.
      A mí no me molesta que la gente haga política en sus obras e intente cambiar el mundo con ellas. Lo que me molesta y odio son las direcciones en las que algunas personas llevan a sus historias por la política. O directamente, la clase de políticas que impulsan esas personas.
      PD: Que sepas reconocer que Kvothe es un cretino para mí es bien.

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