¿Cómo conseguir que se entienda lo que escribimos?

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Escribir es difícil, bien que lo sabemos todos. Si escribir para uno mismo o una misma ya es difícil de narices, no digamos ya cuando nos sometemos a las limitaciones propias de tener un público.

Cuando escribimos para nosotros mismos no importa mucho cómo escribamos, pues normalmente nosotros nos entendemos cuando escribimos. Sabemos lo que queremos decir (o al menos eso creemos, porque cuando releemos cosas de hace mucho tiempo estamos todo el rato pensando en quién era el idiota que ha escrito eso y qué se supone que hay que entender). Pero cuando escribimos para otras personas, para que nos lean, es vital que la otra persona entienda qué es lo que le estamos diciendo.

Por experiencia, hay tres claves necesarias para que las personas entiendan lo que estás diciendo. Esto vale de la misma manera para enseñar cómo funciona algo nuevo, cómo se mueven las personas en una batalla, o cómo desenredar un plan diabólico para que los lectores entiendan las repercusiones del mismo:

1. Partir de una base común

Esto es lo más importante y lo que más se suele ignorar. En la escritura es fácil dar por hecho que el lector tiene la misma base de conocimientos que tú, que ha vivido las mismas experiencias, y a la hora de escribir, nos saltamos la base porque suponemos que el lector puede ir a nuestro ritmo. Hay que tener en cuenta la gran cantidad de tipos de lectores que hay. A menos que te especialices en algo como ciencia ficción dura con física de partículas avanzada, si quieres que tu lector entienda lo que le dices, tendrás que partir de una base común, que suele ser el mínimo.

Un buen ejemplo sería el recurso de poner de protagonista a una persona normal y corriente en un mundo mágico. No es solo que los lectores podrán empatizar con un personaje que esté en su misma situación, sino que los lectores y el personaje parten de una base común, tienen el mismo conocimiento del mundo que se les va a presentar: Ninguno. Esta es la forma tradicional de asegurarse de que el lector entiende todo lo nuevo que le vas a presentar.

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Otra forma es partir de algo que ya sea medianamente conocido en el género, como el mundo medieval en la fantasía. Todos tenemos una ligera idea de lo que son los dragones y los caballeros, por ejemplo.

En ejemplos más concretos, como las batallas, hay que tener en cuenta el nivel común a la hora de describir la acción. Si dices que tu personaje hace half-swording para colarse en las rendijas de la armadura, y tu lector no tiene ni idea de lo que es, se perderá al instante. Incluso si le explicas lo que es el half-swording, es posible que no entienda los beneficios que tiene respecto a coger el arma normalmente, o por qué no se cortan si cogen el filo con la mano. Eso es porque el lector parte de una base distinta a la tuya, que obviamente tienes conocimientos de artes marciales medievales históricas.

2. Que se avance de manera lógica y paso a paso

Enseñar algo es difícil, pero hay algo sencillo de aplicar: No empezar la casa por el tejado. Es mejor partir de la base e ir pasando progresivamente a conceptos o ideas más complejas. Tiene sentido explicar cómo se combinan las magias A y B DESPUÉS de haber explicado en qué consisten esas magias. No te saltes cosas. Explica en orden, desde lo más sencillo a lo más complejo, desde lo más grande y general a lo más específico y particular.

Con las batallas pasa algo parecido: La cosa va rápida y es fácil perder el hilo de qué está pasando, sobre todo cuando cosas como el posicionamiento se vuelven importantes. Una vez que partes de una base común con el lector (dónde están colocados los personajes, qué hay alrededor, cómo se mueven) tienes que ir paso a paso si quieres que el lector te siga (nota: a veces no es importante que el lector pueda seguir la acción al detalle, aquí ya cada uno que mire qué es lo que necesita su texto). También sirve para asegurarse de que no estamos escribiendo estupideces, como que alguien hace una carga de cien metros para pegar un espadazo sin quedarse sin aliento.

3. Que dirijamos la atención a lo importante

O sea, esto es algo que directamente tendrías que estar haciendo en toda la historia, pero a la hora de explicar algo se vuelve muy, muy importante. No os hacéis a la idea de lo vital que es dirigir la atención: Si un niño pequeño no sigue la mirada o no sabe que al señalar se está indicando algo (por ejemplo, porque padece autismo), es imposible que aprenda a qué cosas hacen referencia las palabras que le están diciendo. Tú podrías señalar a un perro y él estaría prestando atención a la mesa, a la alfombra o al techo y asociando todo eso a la palabra perro cada vez que la repites. La conclusión: no aprende nada.

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La conducta de señalar es vital en el desarrollo humano, aunque parezca una chorrada.

En la escritura es igual, aunque no es tan extremo. Las personas tenemos un límite de cosas que podemos recordar, por ello no hay que cargar a los lectores con detalles que no son importantes. Lo habitual es que demos un máximo de tres cosas a recordar sobre algo o alguien, y es el máximo si queremos que tenga posibilidades de recordarlo todo.

Pero la atención, al igual que con los niños aprendiendo a hablar, es más importante a la hora de establecer relaciones. Cuando describes el atronador sonido que emite el dragón, que está en constante movimiento, tienes que asociar ese sonido a algo. Puedes asociarlo al dragón en sí (como si siempre emitiese ese sonido), o puedes relacionarlo con el sonido que hace antes de expulsar una bola de fuego, o relacionarlo con el rozamiento de sus escamas contra la cordillera de roca. Todo depende de en qué centres la atención.

El conocimiento es entender los conceptos y también entender las relaciones entre los conceptos. Si quieres que tus lectores entiendan lo que les dices, no solo tienes que asegurarte de que entiendan los conceptos, sino también de las relaciones entre los conceptos. Un ejemplo sería la alomancia de Nacidos de la bruma. Quemar acero y hierro sirve para empujar o atraer los objetos metálicos. Sanderson dirige nuestra atención a la relación de esta magia con el peso de uno mismo: Si el peso del objeto que empujas es mayor que el tuyo, eres tú quien sale despedido.

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Con una combinación específica de alomancia se podría crear un motor de alcubierre capaz de viajar más rápido que la velocidad de la luz (o eso teoriza este artículo tan chulo), por poner un ejemplo

Pero este ejemplo es un ejemplo de cómo se explican mal las cosas. Al decir “Quemar acero y hierro” he partido de una base distinta a la de muchos y muchas de vosotros (las personas que no hayan leído Nacidos de la bruma). Es normal que no hayáis entendido del todo cómo funciona la alomancia. Para partir de una base común, tendría que explicaros que la alomancia funciona tragando pequeñas cantidades de metal, el cual se “quema” en el estómago para activar su poder. Otro fallo es no centrar vuestra atención al uso principal de empujar y atraer objetos más pesados que uno mismo: moverse muy rápido, impulsándose en el metal que haya en el suelo para volar por los aires. Pero claro, diciendo esto hago un salto lógico importante: Estoy dando por hecho que sabréis relacionar que si pongo una moneda en el suelo y la empujo, no solo estoy empujando la moneda, sino todo el suelo, y por tanto salgo volando.

Hacer que algo se entienda es difícil, muy difícil. Sobre todo con las cosas que no existen en nuestro mundo, como con la magia.

Pero si eres una persona muy normal y cuerda como yo, eso no es suficiente. Necesitas limitaciones extra.

Primera limitación: Es un sistema complejo

En el relato Testosterona, que sale a la venta pasado mañana, muestro una pequeña parte de un sistema de magia muy inspirado en la alomancia de Nacidos de la bruma (¿Cuánto tardarán en decirme que lo estoy plagiando?), un sistema llamado pilomancia (Sí, definitivamente tendré que prepararme para las acusaciones de plagio XD) que tengo pensado utilizar en novelas presentes y futuras.

(Tendré que llamar a la abogada soltera para mi defensa… Cuidado, la canción es muy pegadiza)

Este sistema funciona de manera parecida a la alomancia, solo que en vez de quemar metal, quema pelo. El poder que se libera depende del color del pelo, y al “quemarlo” (que no es más que una metáfora y un guiño a la alomancia), se decolora. Al contrario que la alomancia, no hay que tragarse el pelo, basta con estar en contacto con él.

Así a lo tonto parece sencillo, pero la cosa se complica muy rápido cuando empiezas a combinar colores. Es un sistema complejo, pero está llenísimo de posibilidades.

Segunda limitación: Espacio

En un relato de 10.000 palabras no hay tiempo para explicar bien todo este sistema de forma que se entienda y se recuerde. Al menos si quieres que haya algo de historia, personajes y demás cosas de esas que les gustan a los lectores. Por tanto, la pilomancia está en un segundo plano y apenas tengo espacio para desarrollarla.

Tercera limitación: Sin base ni explicación

No solo no tengo espacio para centrar la atención en la pilomancia, sino que no tengo ningún personaje que pueda servir de base común para el lector. Todos los personajes son pilomantes, por lo que no tengo a nadie que parta desde cero, y por supuesto, tampoco tengo a nadie explicando qué es la pilomancia o cómo funciona a un personaje que no lo sabe. Todos la usan y dan por hecho que el resto sabe lo que hace.

Cuarta limitación: Muestra, no cuentes

Si decidiese contar, estoy seguro de que hacer entender a los lectores cómo funciona la pilomancia sería muy fácil. Sin embargo no me permito ese lujo, si quiero que se enteren de cómo funciona, tendré que enseñárselo. Fue el propio Sanderson el que dijo “en vez de decirme que la energía de la protagonista pone en marcha la máquina cuando toca la piedra, descríbeme cómo la energía fluye del protagonista a través de su brazo, cómo brilla la piedra cuando la toca, y hazme sentir cómo se mueve la máquina por ello”. No son sus palabras exactas, pero se entiende.

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Mejor mostrar esto que decir que el perro es un holograma

Quinta limitación: Escena de acción

Como no era ya bastante, no se me ocurre otra cosa que mostrar las capacidades complejas de la pilomancia en medio de una escena de acción. Hacer que se entienda algo de manera intuitiva sin explicarlo es MUY DIFÍCIL.

Tanto, que, con tantas limitaciones, tenía que ocurrir lo obvio: Al principio no se entendía cómo funcionaba la pilomancia.

Esto me lo confesó una lectora beta que parecía avergonzarse de decírmelo. Creía que era tonta por no entenderlo y que el fallo era suyo, cuando el fallo JAMÁS PODRÍA SER SUYO (Lectores, si no entendéis algo no es por vuestra culpa. Es siempre culpa de los escritores, que no se explican lo bastante claro). Era un fallo totalmente mío, y como tal, tuve que corregirlo.

Fue bastante duro con todas esas limitaciones, pero estoy muy contento con el resultado. Sigue existiendo la posibilidad de que alguien no pille inmediatamente lo de la pilomancia, pero tengo la esperanza de que comprenda el concepto general, lo bastante como para poder entender qué es lo que pasa en la historia sin problema.

Al escribir, es vital que se entienda todo. Bastantes barreras hay ya entre lo que escribimos y las personas que lo leen (económicas, de formato, falta de información), como para no eliminar una de las más importantes.

Recuerda: Tu texto tiene que resultar accesible para tus lectores objetivos. De nada sirve que escribas una escena épica si tus lectores no tienen ni idea de lo que está pasando en ella.

Y eso es todo por hoy… ¡Solo que no lo es!

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El jueves pasado visteis la portada del relato, y hoy os traigo lo último y más importante… ¡La sinopsis de Testosterona!

La capitana de la brigada pilomántica, Mila Kiwua, está tomando una ronda con sus compañeros cuando un policía nuevo de fuerte temperamento entra en el bar. Desde el primer momento que la fría y azulada capitana mira su ardiente melena y su barba rojiza, solo tiene un objetivo: llevárselo a la cama. Sin embargo, sus avances son truncados por una emergencia en los barrios marginales, en la que los dos deberán rescatar a una turista secuestrada.

¿Será Mila capaz de cumplir con su deber y controlar sus impulsos?

Ahora que sabéis qué es la pilomancia, el color del pelo de ambos empieza a volverse algo importante, ¿verdad?

Ya podéis comprarlo en Amazon en preventa (con la pega de que a lo mejor lo recibís el día 16 en vez del 15, intentaré arreglar eso) clicando aquí.

¡Os espero el día 15 para la salida oficial del relato!

4 respuestas a “¿Cómo conseguir que se entienda lo que escribimos?

  1. torpeyvago 13 marzo, 2017 / 6:00 pm

    Bueno, me lo he leído dos veces, lo comprendo, lo veo, más que adecuado, utilísimo en mi caso. Pero, ¿seré capaz de ponerlo en práctica? Es muy difícil deshacerse de los defectos. Pero según mi escasa experiencia hay dos que se llevan la palma en el caso de escritores noveles: la procrastinación y la «farragosidad». Ésta última, lo juro, tiene la consistencia y la insistencia de un chicle en la suela un día de verano.
    En fin, al lío, a aplicarlo con un ejemplo. Como me diría un profesor de física hace años: «el movimiento se demuestra variando el vector posición respecto del tiempo».

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    • GuilleJiCan 13 marzo, 2017 / 7:32 pm

      Espero que te sea muy útil. De todas formas no te mates con ello en los borradores, para eso están las revisiones! ^^

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  2. Lady D´Altury 15 marzo, 2017 / 11:48 pm

    ¿Si te dijera que adoro tus explicaciones me creerías? Te admiro mucho enserio, me das animo para seguir escribiendo. No es fácil hacer una historia de vampiros, shinigamis, kelpies, killlerd, angeles caidos, demonios de la corte de infernal, ordenes secretas, magos..Cielo santo, sin tu ayuda hubiera descartado todo lo que ya he escrito.
    Muchas gracias, donde quiera que te encuentres 🙂

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