Psicología aplicada a la escritura – Las leyes de la emoción

maxresdefaultHoy vengo a enseñaros como escribir buenas emociones. No a describirlas, que eso es algo muy personal y cambiante, sino a construir buenas emociones en los personajes, emociones que sean realistas porque siguen las normas a las que están atadas nuestras emociones.

En verano es cuando más ocupado estoy, y más ahora, que estoy terminando de escribir el curso de personajes que voy a impartir en Ateneo Literario a partir de septiembre, tengo las correcciones de las novelas y el examen de septiembre.

Así que tengo poco tiempo, tengo que estudiar para la recuperación de personalidad, y tengo que escribir entradas de psicología aplicada para vosotros. ¿Por qué no hacer todo esto a la vez y enseñaros las leyes de la emoción?

Psicología aplicada a la escritura – Las leyes de la emoción

Nosotros estamos atados por nuestras emociones, pero no desesperemos, pues las emociones también están atadas por reglas. Las leyes de la emoción son, si mis apuntes no están equivocados, un descubrimiento de N. H. Frida.

Frida describe las emociones como respuestas a sucesos importantes para el individuo, respuestas que son experiencias subjetivas. El núcleo de las emociones es el placer o el dolor que resultan de una evaluación de un suceso.

La emoción supone la consciencia de estar listo para la acción, es el proceso que nos prepara para la acción. Están basadas en mecanismos involuntarios, y solo podemos controlarlas parcialmente.

Sin embargo, como ya he dicho, las emociones tienen sus leyes que cumplen siempre y a rajatabla. Vamos a ver cuáles son.

Ley del significado situacional

Las emociones surgen como respuestas a las estructuras de significado de determinadas situaciones.

O lo que es lo mismo pero en español: las emociones son respuesta a lo que significa esa situación, no a la situación en sí misma. Dos personas reaccionan de manera diferente ante la misma situación dependiendo de lo que signifique para ellos. Por ejemplo, ver un tarro vacío de pepinillos sobre la mesa para una persona puede ser “bien, mis hijos comen algo vegetal por una vez” y para otra puede ser “QUIÉN DEMONIOS HA ROBADO MIS PEPINILLOS”.

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Un mismo suceso puede provocar reacciones muy distintas… 

Hay algunas situaciones que para la gran mayoría de las personas significan lo mismo. Una pistola en la cabeza, por ejemplo. Sin embargo, aunque seamos conscientes de estas estructuras de significado, eso no significa que siempre vaya a producirse la emoción. Una persona por mucho que sepa que le debería dar miedo una pistola en la cabeza, no se va a sentir amenazada si siente que la vida no merece la pena.

Moraleja, no le robéis los pepinillos a la gente.

Ley del interés

Las emociones surgen como respuestas a sucesos importantes para los objetivos, motivos o intereses del sujeto.

Esto prácticamente se explica solo. Si a mí no me importan los pepinillos, me va a dar igual que se los hayan comido, pero si esos pepinillos eran de mi compañera de piso, recelosa y que jamás comparte comida (además de adicta a los pepinillos), OH, SÍ QUE SE VA A ENFADAR Y BIEN.

Vale, ya es hora de dejar los pepinillos a un lado.

Ley de la realidad aparente

Las emociones están suscitadas por sucesos que se aprehenden como reales y su intensidad se corresponde con el grado en que esto es así.

O lo que es lo mismo, da igual que sea ficción, si el prota se muere, lagrimón. Esta ley explica la intensidad con la que la gente vive las historias en las que se mete mucho. Cuanto más metida esté una persona en la ficción, más intensas serán las emociones le provocará lo que suceda en la historia.

Esta ley también tiene otro significado, y es que da igual que algo no sea real si conseguimos creer que lo es. Por ejemplo, para nosotros una mirada puede darnos la vuelta al corazón si viene de cierta persona especial, persona que solo tenía la mirada clavada en un punto del vacío y no te estaba haciendo ni caso.

Lo importante es que nos lo creamos.

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Por eso puedo sentir emociones demasiado fuertes por estos dos. Sobre todo por ella. ¡Es que es muy difícil no enamorarse de esa sonrisa! 

Ley del cambio

Las emociones no están suscitadas por la presencia de condiciones favorables o desfavorables, sino por los cambios reales o imaginados en dichas condiciones.

La verdad es que en el curso de personajes me extiendo bastante en esto, con gráficos chorra hechos con paint (Curso con CALIDAD) que se explican muy bien. Pero como esto es la versión gratuita, ni gráficos ni nada.

La cuestión es que lo importante para la emoción es el cambio en las condiciones en las que estamos. Estar en la mierda no es lo que te pone triste (con el tiempo nos acostumbramos), es pasar de estar bien a estar así lo que nos produce tristeza. Y lo mismo a la inversa.

Por lo tanto, da igual la posición en la que nos encontremos. Si las cosas mejoran nos pondremos alegres, y si las cosas empeoran nos pondremos tristes. O aunque no cambien, si nosotros pensamos que las cosas han cambiado, como bien nos explica la ley anterior.

¿Y por qué el estar mucho tiempo en una situación mala no te hace estar triste?

Ley de la habituación

Nos habituamos a las emociones. El placer continuado se desvanece, las desdichas incesantes pierden su patetismo.

Nos acostumbramos (más rápidamente de lo que parece) a las situaciones. Por eso lo importante es el cambio, porque una emoción mantenida pierde fuerza hasta desaparecer. Esto pasa con todo, por lo que hasta una vida que parece genial se vuelve aburrida si no tiene altibajos.

Ley del contraste afectivo

La pérdida de una satisfacción no lleva a una situación neutra, sino a un auténtico pesar. La terminación de un sufrimiento no lleva a la normalidad sino a una gran felicidad.

No ha neutros en esto de las emociones. Cuando se nos quita algo, damos un auténtico bandazo. No volvemos a un estado neutro, nos vamos a la otra punta de la escala. Esta ley se explica bastante bien por sí sola. Se puede ver muy claramente sobre todo con los niños.

Ley de la asimetría hedónica

El placer siempre es contingente al cambio y desaparece con la satisfacción continua; el dolor puede persistir si persisten las condiciones adversas.

“¿Pero no habías dicho antes que nos acostumb-?” MIRA, YO QUE SÉ, SI LAS LEYES SE CONTRADICEN UNAS A OTRAS QUÉ CULPA TENGO YO.

Vale, seamos serios. No es que se contradiga, el dolor tiene una función muy importante que es la de mantenernos a salvo y con todas las partes del cuerpo intactas. Es necesario que no nos acostumbremos a él. Sin embargo, el placer es una señal de que has conseguido lo que querías. No cumple una función tan vital, por lo que, como todos los demás estímulos, nos acabamos acostumbrando a ellos.

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A pesar de lo que parece, Placer y Dolor no están nivelados en la vida real. 

Aunque el dolor esté hecho para no desaparecer, también es posible acostumbrarse a él. Como bien dice esta ley, “puede” persistir si persisten también las condiciones adversas.

Ley de la conservación del momento emocional

Los sucesos emocionales retienen indefinidamente su capacidad de suscitar emociones a no ser que sean contrarrestados por una exposición repetida que permite la extinción o la habituación.

Hasta que nos acostumbremos, los sucesos emocionales conservan esa carga emocional. Mientras tanto, no decae su poder emocional.

Ley del cierre

Las emociones tienden a estar cerradas a los posibles juicios que afirmen que todo impacto es relativo y a las demandas de otras metas distintas a la propia. Es decir, que las emociones no se pueden permear por los juicios; no atienden a razones.

¡Oh, qué sorpresa! ¡Decir que hay gente pasándolo peor que tú y que deberías alegrarte por lo que tienes NO CAMBIA EN ABSOLUTO CÓMO TE SIENTES! Aparte de querer partirle la cara a la persona que te lo dice, claro.

Las emociones no atienden a razones. Eso es principalmente lo que las hace tan especiales.

Ley de la preocupación por la consecuencia

Todo impulso emocional suscita un impulso secundario que tiende a modificar aquél a la vista de sus posibles consecuencias.

Nuestro primer impulso es la emoción. Nuestro segundo impulso es “quizás no debería sonreír por la muerte del emperador, no sea que se vayan a dar cuenta de que lo he matado yo”.

Nos preocupamos por las consecuencias de las emociones que sentimos, ya sea por nuestra expresión externa de las mismas o por lo que significa sentir eso (¿De verdad me hace tanta ilusión que saquen todas esas cosas en el nuevo juego de pokémon?).

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El amplio abanico emocional de Scipio el escorpión

Y por último, pero no por ello menos importante…

Ley de la carga más leve y la ganancia mayor

Siempre que una situación pueda verse de modos alternativos existe una tendencia a verla de modo que minimice la carga emocional negativa y maximice la ganancia emocional.

Esta tampoco será una sorpresa. Si existe la posibilidad, es obvio que preferimos ver el vaso medio lleno, preferimos pensar que todo será un error, que no es culpa nuestra… “No está enfadado conmigo, solo está muy ocupado”. “Están tardando mucho en responderme, eso significa que se están tomando su tiempo y no se han olvidado de mí”.

A nuestro cerebrito le gusta sentirse a salvo y sentir que está haciendo todo bien, que no es malo, ni comete fallos, ni que es culpable de las cosas malas, ni que es vulnerable. Por supuesto, si le das la oportunidad, te sacará mil excusas y una salida ante la angustia, casi siempre a través de una mentira o una ilusión improbable pero que en ese momento parece cierta. Queremos creer que es cierta.


Y estas son las leyes de las emociones.

Si te ha parecido interesante, no te olvides de echarle un vistazo al curso de personajes online que impartiré en Ateneo Literario. Empieza en Septiembre, y me hace mucha ilusión mostraros todas las cosas de psicología que se pueden aplicar a la escritura de personajes. Esto es solo un pequeño aperitivo para ese curso, una lectura complementaria, por así decirlo.

Y si queréis echarle un vistazo a qué clase de contenido vais a ver en el curso, puedes suscribirte a mi lista de correo. El artículo exclusivo de Julio incluye un pequeño apartado del curso: Las cinco dimensiones del personaje, algo imprescindible para crear buenos personajes. Si te suscribes, podrás acceder al contenido exclusivo de meses anteriores y recibirás noticias en el momento. Por ejemplo, si hubiese un descuento para dicho curso, allí podrías enterarte de los primeros para que no te quiten la plaza. 

Eso es todo por hoy. Estaré deseando leer tus comentarios. Si te ha gustado mucho, no dudes en compartirlo, es un pequeño favor que me ayuda muchísimo.

¡Hasta la próxima!

 

 

 

2 respuestas a “Psicología aplicada a la escritura – Las leyes de la emoción

  1. Drainer Oliveros 13 agosto, 2016 / 7:29 pm

    Buenos días Lecturo. Desde hace ya un mes escribí mi obra literaria (la segunda vez que escribo una, pues la primera era una bazofia a la escritura) de ciencia ficción. Pero tengo un problema, no se si haber dado tan poco reconocimiento a los personajes (es un cuento a manera de relato en verbo pasado) fue buena idea. Gracias por leer mi comentario, cuando tenga tiempo subiré dicha obra a Wattpad o a algún otro medio para que la leas y me digas que te parece, o simplemente podrías agregarme a Facebook (si dispones de una cuenta en Facebook) y te la pasaría cuando vuelva mi servicio de Internet, pues estoy ahora mismo en un cyber cafe.

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    • GuilleJiCan 14 agosto, 2016 / 12:38 pm

      Buenos días a ti también, Drainer. Tienes la página de Facebook a la derecha de la web, un poco más abajo que los tweets. En cualquier caso, lamento decirte que la única forma de que le echase un vistazo a tu obra sería si me pagases para hacerte un análisis, porque ahora mismo no tengo tiempo ni para leer los libros que me compré en el celsius. Sin embargo, en wattpad encontrarás gente que te comentará lo que piensa sobre tus escritos, así que espero que eso te sirva.

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