Las armas del escritor: Malas prácticas de escritores novatos (I)

Ah, la chispa que hace que un lector evolucione en escritor. Tiene algo mágico. Un proceso fatuo y visceral que hace que nos envuelva la pasión por sangrar páginas y páginas con tinta. De fotografiar el mundo de nuestra mente en letras. Es algo mágico e indescriptible, irracional.

Pero la escritura es un proceso racional. Es un trabajo duro y de constancia. Está lleno de magia, pero magia científica que debemos canalizar y emplear a nuestro gusto. Está lleno de musas a las que domar con látigo y fusta como si fueran sumisas sadomasoquistas. Sin embargo, cuando nos embarcamos en este bonito viaje por primera vez, es lo desconocido lo que nos arropa. Como aventureros vamos trazando mapas a medida que vamos descubriendo este continente, y eso nos condena a cometer errores y aprender de ellos.

Un escritor consumado rodeado de escritores de mala calidad

Antes de nada, recordad que al principio todos somos horribles, y no hay escritor que al echar la vista atrás no se sienta asqueado de sus primeros manuscritos. Es ley de vida cometer errores, pero lo antes que consigamos deshacernos de ellos, mejor. 

A continuación, los errores de novato más comunes y dolorosos. Tan dolorosos que, no es que ninguna editorial vaya a querer publicarte, es que ni tu mejor amigo lector va a tener agallas para terminar tu breve texto.

1. Ortografía y puntuación.

No son siete aquí, pero la imagen me ha gustado

El gran conocido, el sempiterno. Intentaré no detenerme mucho en este. ¿Cómo puedes pensar que vas a lanzar la pelota de tenis dentro del campo contrario si ni siquiera eres capaz de golpearla bien con la raqueta? Hay textos que no se pueden leer porque la sangre de los ojos de los lectores tapa todo. Si quieres que alguien te lea, pónselo fácil, revisa tu ortografía y sintaxis. Cuidado, pues hay errores grabes que los correctores no detectan (como escribir grave con b). Aprende cómo utilizar los puntos, comas, punto y coma, dos puntos, comillas, y lo más importante, LOS GUIONES DE DIÁLOGO. Si te lías con los guiones de diálogo, es que ni siquiera va a ser comprensible lo que escribas, y mantendrás la duda de quién está hablando en todo momento. Y eso es malo.

2. Las descripciones.

Oh, éste es uno de los grandes. Es tan grande que puede protagonizar un chiste de “tu madre es más gorda que”. Vayamos por partes.

En primer lugar, las descripciones de personajes. UNA PERSONA ES MUCHO MÁS QUE UN COLOR DE PELO Y OJOS. Mucha gente ni se fija en el color de los ojos, a menos que destaquen mucho (y me incluyo). La altura tampoco es algo demasiado significativo. Lo importante de una descripción de personaje es que se recuerde. Con citar una o dos características significativas es más que suficiente. ¿Qué es lo que más destaca de éste personaje? ¿Mide dos metros de alto? ¿Es gótica? ¿Tiene cara de que está deseando darte una paliza por hacer tantas preguntas? Decide qué detalle quieres que se quede el lector, y refuérzalo poco a poco, de forma sutil. El resto de pequeños detalles, deja que surjan de forma natural, poco a poco. Hay momentos para describir cosas triviales como el color de ojos y la altura. Por ejemplo, cuando un personaje mira a los ojos a otro, o cuando uno intenta parecer más alto de lo que es.

De estos buenos señores se pueden decir muchas cosas aparte de pelo y ojos. ¡MIRAD, LOS OJOS DEL PRIMERO BRILLAN!

En segundo lugar, el ambiente. Cada cosa que describas (más en concreto, cada frase que escribas) debe tener una función en tu texto: Debe avanzar la trama, desarrollar a los personajes, o crear el ambiente. En el caso del ambiente, ten cuidado de no pasarte describiendo. Intenta evitar grandes cantidades de información, cuanta más cosas consigas transmitir al lector sin que se dé cuenta, mejor, así que se sutil y ve dejando caer un detalle aquí, otro por allá… Pregúntate dos cosas antes de añadir algún detalle sobre el mundo: ¿Es esto necesario para que el lector entienda lo que está sucediendo (en el caso de que quiera que se entere)? Y en caso de que hayas respondido no, pero quieras meterlo igualmente: ¿en qué momento y cómo puedo meterlo para que no le parezca pesado al lector? Dosifica tu descripción.

Eso sí, no te vayas al otro extremo. Personajes vacíos flotando sobre fondo blanco confunden al lector. Y ese es uno de los errores más frecuentes que hay.

Espero que esto os inspire un poco

Quizás algún día ahonde en este tema. ¡Pero hoy no es ese día!

3. Diálogos

Los diálogos son el ancla del lector en la gran mayoría de los casos. Funcionan como un imán, como un checkpoint, y el lector, aunque salte la narración, leerá los diálogos.

Otra función de los diálogos es que diferencian fácilmente la lectura rancia de la buena. Puede que un escritor novato pueda disimular su poca experiencia con una narración, pero los diálogos le delatarán. ¿Y cómo se puede hacer mal algo que oímos todos los días?

En primer lugar: ¿Es normal que este personaje diga esto? Se han visto cosas como mendigos analfabetos e iletrados citando a Aristóteles. No cometas ese error. El escritor y el personaje son personas distintas. No las mezcles.

Los autores novatos piensan que todo lo que escriben debe servir para avanzar la trama. Y no es cierto. Los diálogos son gran parte de la oposición a la trama y a la exposición. Los diálogos son la forma del universo de perder el tiempo en la mayoría de las veces. ¿Qué hacen mal los autores novatos? Forzar el diálogo para que avance la trama. Sin dar rodeos, directo como una flecha. Frases totalmente artificiales que sirven para que pasen cosas. Pero oh, eso no es lo peor de todo.

Existe un pecado peor. Los diálogos son los salvavidas de los lectores aburridos. Confían en sobrevivir a esa maraña de exposición, de volver un poco a la acción. De que pase algo. ¿Qué es lo peor que puedes hacerle a un lector en esa situación? Apuñalarle por la espalda y que el diálogo sea exposición de algo que el lector “necesita saber”. Es muy común utilizar diálogos para eso entre novatos. ¿Puede haber algo peor que soltarle una parrafada innecesaria a un lector mediante el diálogo?

Justo cuando creías que te librabas de la exposición…

Por supuesto. Hay unas palabras mágicas para eso: “Como ya sabes,”. Un personaje explicándole a otro algo que ya sabe. Si haces esto, DATE CUENTA DE QUE ESTÁS QUEDANDO COMO UN IDIOTA. Yo rara vez sigo leyendo algo cuando veo eso. Mi cerebro empieza a arder.

Así que, si quieres mejorar, ¡trabaja bien los diálogos! Hay mucha información sobre el tema.

Y aquí acaba esta sección por hoy. Esta vez han sido consejos más generalizados, pero en los siguientes posts me centraré en tres puntos de más alto nivel: El ritmo, la impaciencia, y la credulidad e incredulidad. ¡Espero que os haya ayudado!

Malas prácticas de escritores novatos (II). Malas prácticas de escritores novatos (III)