¿Cómo escribir una novela? – 3.0 – Tras terminar el primer borrador

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Índice: ¿Cómo escribir una novela?

3. Tras terminar el primer borrador

¡Enhorabuena! Has terminado de escribir tu primera novela. Ha sido un camino largo, duro y agotador, pero ahora has dado a luz a tu pequeño monstruo, una novela.

Las primeras veces este monstruo va a ser deforme y poco útil para nuestros propósitos. Aunque tu intención no sea publicar la novela, probablemente ni siquiera esté lo bastante bien como para que se la puedas dar a alguien de tu grupo de amistades y que no le den ganas de dejarla de lado hasta que se te olvide que se la habías dejado (aunque no se te vaya a olvidar). Recordemos que hemos escrito el primer borrador con una intención: Soltar toda la historia como sea para que tengamos algo sobre lo que trabajar.

Es lógico que la historia esté toda rugosa, es un boceto previo de lo que vamos a crear al final. Al igual que en la ilustración, empezamos por lo más grueso y luego vamos perfilando los detalles. Y al igual que en la ilustración, es posible que haya bastante diferencia entre el primer boceto y el resultado final.

Lo que queda por delante es la corrección de la historia, como mínimo. La corrección se puede hacer de muchas maneras, pero antes de nada, hay que hacer algo muy importante:

Apartarse de la novela

No es una buena idea revisar tu novela el mismo día que has terminado de escribirla. Ni siquiera considero que sea una buena idea leerla nada más terminarla. Aunque pueda parecer que no, si lees tu historia muchas veces acabarás por hartarte de ella, y algo mucho peor: sus fallos empezarán a volverse invisibles para ti. Por tanto, vamos a intentar leerla el mínimo número de veces posible para que podamos luego corregirla por nuestra cuenta sin que se nos pasen por alto un montón de cosas horribles.

Es posible que ya hayas oído este consejo antes, y tiene un por qué: Al apartarnos de la novela, se nos vuelve menos familiar y cercana, y por tanto tu forma de leerla se acercará más a la forma de verla por primera vez de tus lectores. Es una buena idea refrescar la cabeza y dejar que la historia repose un poco. Quizás en ese tiempo de espera se te ocurran ideas o te arrepientas de cosas que ya has puesto.

Toma distancia con ella, es un buen consejo.

Toma notas

Igual que cuando terminas una conversación y te acuerdas de todas las cosas que te gustaría haber dicho, es posible que te pase con la novela que tras terminarla se te ocurran mil cosas que podrías haber hecho de distinta forma, cosas que podrías haber añadido o deberías haber quitado. Quizás se te ocurra cómo enfocar una escena concreta para transmitir lo que quieres.

También es bueno apuntar qué cosas te gustan más, qué cosas menos, qué crees que necesita una mayor revisión, incluso qué cosas te han divertido más escribir. Toda la información es buena, y siempre se puede sacar algo de ahí. A pesar de todo, mantente lejos del manuscrito, haz todo esto aparte y no vayas a buscar las cosas. No queremos romper la cuarentena y tener que volver a separarnos del texto otra vez.

Escribe un resumen y una sinopsis

Esto es algo que he descubierto muy recientemente y me ha volado la cabeza de lo potente que es: Una vez que ha pasado tiempo desde que terminaste de escribir el libro, escribir un resumen y una sinopsis de la historia solo con lo que recuerdes, sin revisar el manuscrito. Los resúmenes y las sinopsis son cosas que odiamos hacer, porque son muy difíciles y frustrantes. Sí, he escrito la historia, pero eso no quiere decir que sepa resumirla bien, ni sepa cómo venderla. Pero resumir y sinopsiar (¿?) son habilidades muy útiles que tus editores y la autopublicación te exigirán, así que no viene mal ir practicándolas desde ya.

La sinopsis es lo que pondrías en la contraportada de tu libro. Es un texto breve con la información relevante del libro para una primera impresión; es cómo le venderías a alguien esta historia. Para escribir una buena sinopsis hay que tener muy claro cuáles son los puntos fuertes del libro, sus atractivos, y lo que lo hace único frente al resto. También implica saber cómo es tu público objetivo y qué es lo que quieren que tú les vas a dar con tu historia. Por tanto, forzarte a hacer una sinopsis te ayuda a descubrir cuál es el atractivo de tu historia y su núcleo. Normalmente no se suele contar nada más que el principio de la trama y se intenta enganchar a lectores con interrogantes (es una buena forma de ver cuál es el conflicto de tu historia).

Por el contrario, el resumen es de toda la historia, con spoilers y todo el meollo del asunto. Al no tener acceso al manuscrito y tirar solo de lo que recuerdas estás extrayendo lo que para tu cerebro es el núcleo de la historia, las escenas y puntos argumentales que más te han marcado. Es una buena forma de saber cuáles son los puntos clave de tu historia, los irremplazables, porque no podrás formar la historia de manera coherente sin ellos en el resumen. También es posible que te hagas preguntas sobre la coherencia argumental de la historia al hacer un resumen en el vacío, así que apunta esas cuestiones no sea que encuentres lagunas en tu trama.

A mí particularmente, esta técnica del resumen me ha ayudado a descubrir, tras comparar el manuscrito con mi resumen, que unas 80 páginas de contenido de los primeros capítulos de una novela son terribles e innecesarios. Ni siquiera aparecían todas esas escenas en mi resumen mental, así que hay que darles el hachazo.

Revisar los personajes y el mundo

Igualmente de cabeza y sin mirar el manuscrito, es una buena idea aprovechar para hacer un pequeño listado de las motivaciones y características de tus personajes, o de los puntos imprescindibles de la construcción de mundo que haya que tener en cuenta en la relectura.

Mi método particular es describir a los personajes con hasta tres adjetivos o expresiones (un personaje con más de tres facetas importantes es innecesariamente complejo en muchos casos), y escribir un resumen de los puntos importantes de sus arcos de personajes, si es que cambian a lo largo de la historia.

La construcción del mundo ya depende de cada cual. Yo suelo ir atando los cabos que me he dejado a medias (suelo ir creando el mundo según escribo, así que voy uniéndolo de forma coherente al final, para meterlo bien en la reescritura), pero aquí cada cual se gestiona el mundo como quiere.

Eso es todo. Una vez que ha pasado el tiempo y hemos hecho estas cosas, ya lo tenemos todo listo para aprovechar bien el proceso de corrección. En el próximo punto veremos la relectura.

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